"Si no es ahora, ¿cuándo?" -el título que elegimos este año para nuestro 60° Coloquio- refleja nuestro convencimiento de que la Argentina está una vez más frente a una oportunidad histórica de cambiar su rumbo con transformaciones profundas que vayan al verdadero origen de los problemas que arrastramos desde hace décadas.
Hay varios elementos que nos permiten, desde el sector empresario, tener expectativas positivas para el próximo año. Por un lado, observamos que varios de los temas en los que insistimos desde hace tiempo fueron tomados por el actual Gobierno: el equilibrio fiscal, la modernización del marco laboral, el abordaje del entramado impositivo que encarece los productos que consumimos todos los argentinos y el inicio de un proceso de desregulación que quita trabas para el desarrollo de actividades comerciales, de servicios o productivas.
Esta es la mirada que compartimos más de 240 directivos de empresas socias de IDEA que fueron consultados recientemente sobre cuáles eran sus expectativas para los próximos 12 meses. El 72% de los ejecutivos proyectó que la situación económica será "moderadamente mejor".
La disciplina fiscal demostrada por el gobierno nacional durante sus meses de gestión, sosteniendo un superávit fiscal acumulado, y la consecuente baja de la inflación, que con el dato de 3,5% mensual de septiembre se ubicó en el menor nivel desde noviembre de 2021, son claramente las variables que más contribuyen a esta mirada positiva de cara al próximo año. Pero también lo son las reformas laborales, el proceso de desregulación del Estado y el entendimiento de la necesidad de modificación de un sistema impositivo dislocado, necesarios para avanzar hacia una estabilización de la macro.
Nuevo escenario
Además, debemos considerar el impacto de la retirada del Estado como tomador de crédito bancario, cuyos efectos ya se observan en el dinamismo de los préstamos en pesos al sector privado. Según los datos del Banco Central, en su informe de septiembre, estos préstamos al sector privado registraron un crecimiento mensual de 7,7% (a precios constantes y sin estacionalidad) y acumulan 6 meses consecutivos de crecimiento. En términos reales se ubican casi un 60% por encima del mínimo registrado en enero de 2024.
Este aumento del crédito se traduce en capital de trabajo y mantenimiento de la capacidad productiva, pero no deja de ser inversión de corto plazo.
El proceso de inversión de largo plazo lleva más tiempo. Y en ese aspecto, la puesta en marcha del RIGI también contribuye a las expectativas en la medida que generan un marco de reglas sostenibles en el tiempo. Especialmente para sectores como la minería y la energía, con todo el potencial de Vaca Muerta.
En nuestro último coloquio, que se celebró a mediados de octubre en la ciudad de Mar del Plata, pusimos sobre la mesa 14 propuestas elaboradas por un equipo de más de 60 CEO, dueños de empresas, expertos y otras instituciones.
Ganar competitividad
Hablamos del desafío de una Argentina competitiva e insertada en el mundo. De eliminar los obstáculos para generar empleo. De trabajar en las formas de promover la inclusión a través del trabajo. De la transformación del Estado, para que sea eficaz y eficiente. Y finalmente, hablamos de cómo transformar el sistema fiscal, eliminando impuestos distorsivos, simplificando el sistema y ampliando la base de contribuyentes a través de su formalización.
Sabemos que estamos en el comienzo de un camino de transformación y que falta mucho por delante. También sabemos que el camino es largo, pero que no debemos apartarnos, esta vez, de la ruta trazada. Algunos de los temas pendientes que el Gobierno deberá ir abordando son una política cambiaria definitiva que libere paulatinamente el acceso al mercado de cambios, un avance definitivo sobre impuestos distorsivos, tasas municipales y retenciones a las exportaciones, y continuar con la agenda de desregulación del Estado en beneficio de la productividad y la competitividad de los diferentes sectores de la economía.
La sociedad argentina en su conjunto está haciendo un enorme esfuerzo y los índices de pobreza, educación, sociales y económicos demandan que actuemos de manera inmediata, cada uno desde su lugar. Estamos frente a la oportunidad histórica de hacer las cosas necesarias, y de hacerlas bien. Eso nos llevará al crecimiento, y el desarrollo. Sin embargo, para que el desarrollo sea sostenible debemos hacerlo dentro del marco institucional, respetando cabalmente lo dispuesto por nuestra Constitución. Con el debido respeto de los tres poderes del Estado, en los tres niveles de gobierno.
En IDEA estamos convencidos que muchos de los problemas económicos y sociales de la Argentina son también producto de una institucionalidad débil. Reglas claras, transparencia y respeto de las instituciones son la base de un clima de negocios que permita recuperar la inversión y, consecuentemente, general empleo.
Si no es ahora, ¿cuándo? Tenemos la responsabilidad histórica de hacerlo posible.
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