China y Estados Unidos se pelean por tener a este país: es de Latinoamérica y Trump está dispuesto a usar el ejercicio
La llegada de Trump al poder intensifica la guerra comercial y de poder entre Estados Unidos y China.
La creciente disputa entre China y Estados Unidos por la influencia en América Latina ha sumado un nuevo capítulo con la reciente decisión de Panamá de retirarse de la Ruta de la Seda, un proyecto clave de infraestructura y comercio impulsado por el gigante asiático.
La decisión, anunciada por el presidente panameño José Raúl Mulino, se dio tras una fuerte presión de la administración de Donald Trump, quien ha manifestado su intención de reducir la presencia económica de China en el canal interoceánico. Pekín no tardó en reaccionar y calificó la salida de Panamá como un reflejo de la "mentalidad de Guerra Fría" de Washington en la región.
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Estados Unidos presiona a este país para limitar la influencia de China
Desde su regreso a la Casa Blanca el 20 de enero, Trump ha reforzado su estrategia para contrarrestar el avance de China en América Latina, con un enfoque particular en el Canal de Panamá. Este paso estratégico, por el que transita el 5% del comercio marítimo mundial y el 40% del tráfico de contenedores de Estados Unidos, ha sido un punto de fricción entre ambas potencias.
Washington ha expresado su preocupación por la presencia de empresas chinas en la zona, especialmente Hutchison Ports, una compañía hongkonesa que opera puertos en las entradas del canal. Durante su reciente visita a Panamá, el secretario de Estado Marco Rubio respaldó la decisión de Mulino de abandonar la iniciativa china y reafirmó el compromiso de Estados Unidos con el país centroamericano.
China le respondió a Trump y advirtió sobre las consecuencias
El gobierno chino, a través del portavoz del Ministerio de Exteriores, Lin Jian, instó a Panamá a "resistir las interferencias exteriores" y a considerar "los intereses a largo plazo de ambas naciones". Pekín ha acusado a Estados Unidos de utilizar tácticas de presión y coerción para sabotear la cooperación en el marco de la Ruta de la Seda, un proyecto global que ha permitido a más de 100 países financiar infraestructura con fondos chinos.
China argumenta que su inversión en Panamá ha generado beneficios económicos y que su influencia en la región es legítima. Sin embargo, detractores de la Ruta de la Seda advierten que muchos países terminan con una deuda insostenible con el gobierno chino, lo que podría comprometer su soberanía económica.
Trump amenazó con usar la fuerza militar en Panamá
Uno de los puntos más polémicos de la postura estadounidense ha sido la sugerencia de Trump de que no descartaría el uso de la fuerza para "recuperar" el control del canal. Aunque el Canal de Panamá es administrado por la Autoridad del Canal de Panamá desde 1999, el expresidente republicano ha manifestado en varias ocasiones su descontento con las tarifas que los buques estadounidenses deben pagar para transitar por la vía interoceánica.
Esta declaración ha generado inquietud en la comunidad internacional, especialmente en América Latina, donde algunos gobiernos temen que las tensiones entre China y Estados Unidos puedan desencadenar conflictos geopolíticos en la región.
El futuro de América Latina con Trump en el poder
La decisión de Panamá de abandonar la Ruta de la Seda podría marcar un punto de inflexión en las relaciones entre China y América Latina. En los últimos años, el gigante asiático ha aumentado significativamente su inversión en la región, financiando proyectos de infraestructura en países como Argentina, Brasil y Ecuador.
Por otro lado, Estados Unidos busca fortalecer sus lazos con sus vecinos del hemisferio occidental, ofreciendo alternativas a la inversión china y promoviendo acuerdos comerciales más alineados con sus intereses estratégicos.
A medida que la disputa entre China y Estados Unidos se intensifica, América Latina se encuentra en una encrucijada diplomática y económica. La salida de Panamá de la Ruta de la Seda es solo el comienzo de una serie de decisiones que podrían redefinir el equilibrio de poder en la región en los próximos años.