Cambia la Iglesia Católica para siempre: el papa Francisco modificó esta histórica costumbre religiosa y así serán las misas a partir de ahora
El Vaticano confirmó un cambio drástico en una de sus tradiciones más históricas en busca de evitar ciertas prácticas abusivas.
Las costumbres en las misas católicas tienen una profunda importancia. No son simples rutinas, sino actos cargados de significado que refuerzan la fe y el sentido de comunidad entre los participantes. Cada uno tiene raíces bíblicas o históricas que reflejan la devoción y la continuidad del cristianismo a lo largo de los siglos.
Este pasado 13 de abril, el Dicasterio para el Clero, con la aprobación del papa Francisco, actualizó una de las costumbres más tradicionales de la Iglesia Católica en busca de establecer reglas más claras para la voluntad de los fieles.
Confirmado por el Vaticano: Esta histórica costumbre cambia para siempre
La cuestión se refiere a una de las formas más significativas de la participación de los fieles en la Iglesia: las ofrendas relacionadas a las intenciones de la misa. El texto dice que los fieles "desean unirse más estrechamente al Sacrificio eucarístico, añadiéndole un sacrificio propio y colaborando en las necesidades de la Iglesia".
Esta práctica que responde a profundas motivaciones pastorales y espirituales de los oferentes que "se unen más íntimamente a Cristo que se ofrece y, en cierto sentido, se insertan aún más profundamente en la comunión con Él", puede conllevar al peligro de comercio de las cosas sagradas.
En relación a este nuevo decreto, cada intención con su respectiva ofrenda se debe inscribir en registros especiales y se debe velar por que quede claro su destino. De esta manera, solicitar o incluso simplemente aceptar ofrendas en misa es gravemente ilícito y prevé el recurso a medidas disciplinarias y/o penales.
¿Cómo serán las misas a partir de ahora?
En busca de evitar estos abusos, según establece el decreto del Vaticano, en las misas "el ministro, además de las ofrendas determinadas por la autoridad competente, para la administración de los sacramentos no pedirá nada, evitando siempre que los más necesitados se vean privados de la ayuda de los sacramentos a causa de la pobreza".
A su vez, se aclara que cada obispo diocesano puede disponer el destino de las ofrendas "a las parroquias necesitadas, especialmente en los países de misión". En este sentido, también recomienda que "cada comunidad cristiana se preocupe de ofrecer la posibilidad de celebrar misas diarias con una sola intención".