Dormir con la cama limpia: cada cuánto hay que cambiar las sábanas según especialistas para evitar la propagación de bacterias
Cambiar y lavar las sábanas regularmente es vital para mantener la higiene del dormitorio y la salud de los miembros de la familia.
Mantener la cama limpia es un aspecto clave de la higiene personal que a menudo pasa desapercibido. Sin embargo, los expertos en microbiología advierten sobre los riesgos de no cambiar las sábanas con la frecuencia adecuada. La acumulación de bacterias, ácaros y otros microorganismos puede afectar la salud, generando alergias y problemas respiratorios.
Ante esta situación, especialistas en el tema explican cada cuánto tiempo es necesario cambiar las sábanas y cuáles son los mejores métodos para eliminar eficazmente los gérmenes. Además, existen ciertas condiciones que requieren mayor atención y una limpieza más frecuente.
Cada cuánto se deben cambiar las sábanas y por qué
Durante el sueño, el cuerpo libera células muertas, sudor y otros residuos que se acumulan en las sábanas, favoreciendo la proliferación de microorganismos.
De acuerdo a un artículo de El Confidencial, la doctora Lisa Ackerley y el microbiólogo Philip Tierno recomiendan cambiar las sábanas al menos una vez por semana para evitar estos riesgos.
Sin embargo, hay situaciones en las que se recomienda un lavado más frecuente:
Exceso de sudoración nocturna.
Presencia de mascotas en la cama.
Convivencia con enfermedades infecciosas.
El método de lavado también influye en la eliminación de bacterias. Los estudios indican que lavar a 30°C solo elimina un pequeño porcentaje de microorganismos, mientras que un lavado a 60°C es mucho más efectivo para garantizar una limpieza profunda.
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Los mejores métodos para lavar las sábanas correctamente
El proceso de lavado es fundamental para asegurar que las sábanas queden libres de gérmenes y alérgenos. Para optimizar la limpieza, los especialistas recomiendan:
Usar programas de lavado a temperaturas superiores a 60°C.
Evitar sobrecargar el lavarropas para permitir un movimiento adecuado del agua y el detergente.
Lavar periódicamente almohadas, fundas y acolchados, ya que también acumulan bacterias y ácaros.
Implementar estas prácticas permite disfrutar de un espacio de descanso más saludable, reduciendo el riesgo de alergias y enfermedades relacionadas con la higiene del dormitorio.