León XIV dio el mensaje más esperado y designó a los guerreros de la Iglesia Católica en la batalla divina
El nuevo papa dio a conocer el camino que seguirá el Vaticano durante su pontificado. Descubre de qué se trata.
El papa León XIV lanzó un fuerte mensaje desde el corazón del Vaticano. Durante una audiencia especial celebrada en la mañana del jueves 12 de junio, trazó una hoja de ruta para encarar los desafíos más urgentes que enfrenta la Iglesia en tiempos de crisis social y espiritual.
Con tono firme, pero paternal, convocó a quienes considera esenciales para enfrentar la violencia, la desigualdad y la deshumanización que atraviesan tanto a la ciudad de Roma como al mundo entero. Habló de misión, de fidelidad, de comunión y de lucha.
¿Quiénes son los guerreros en la batalla espiritual de León XIV?
Los destinatarios del llamado son los sacerdotes y seminaristas de la diócesis de Roma. Reunidos esta mañana con el Papa, escucharon de su propia voz que están llamados a ser "presbíteros creíbles y ejemplares", dispuestos a vivir su vocación con firmeza en medio de un contexto adverso.
León XIV los definió como un "tesoro precioso" para la Iglesia, a quienes se les ha confiado una gracia única. Les pidió renovar el amor del primer llamado y no ceder ante el aislamiento ni las seducciones del mundo. "El servidor debe ser fiel", afirmó con contundencia.
En su mensaje, el Pontífice destacó la importancia de la unidad en un tiempo marcado por divisiones, y recordó que el sacerdote es "hombre de comunión", porque vive y alimenta vínculos que sostienen la vida comunitaria y pastoral.
Con una exhortación directa, les pidió no huir frente a los desafíos, sino caminar juntos, como un solo cuerpo, con carismas distintos pero fieles al Evangelio. Esa es, para León XIV, la batalla divina que hoy deben enfrentar.
¿Qué amenazas y desafíos deben encarar en esta misión?
El Papa no evitó hablar del sufrimiento que se vive a diario. Mencionó la pobreza creciente, la emergencia habitacional, las desigualdades sociales y la violencia como signos de una época que interpela fuertemente a la Iglesia. Aseguró que esos males también golpean a Roma.
Por eso, les pidió leer estos desafíos "evangélicamente" y vivirlos como oportunidades para testimoniar. Alertó sobre el riesgo de encerrarse en uno mismo y sobre el cansancio que puede surgir en el corazón del ministerio cuando no se es comprendido o acompañado.
Frente a eso, propuso una fraternidad sacerdotal renovada, con raíces en la oración y el encuentro con la Palabra. Señaló que la diversidad de trayectorias y carismas no es un obstáculo, sino una riqueza para vivir la comunión eclesial.
Finalmente, insistió en recuperar el "amor del primer momento", aquel que llevó a dejarlo todo. Desde esa humildad, dijo, podrá brillar la fuerza transformadora del Evangelio. Ese es el camino para los guerreros del espíritu que León XIV ha convocado.
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