Esto dice la psicología sobre las personas que no quieren dejar propina a los camareros
En Estados Unidos la propina es obligatoria, pero algunos ciudadanos se oponen a la práctica y sus conductas están respaldadas por teorías psicológicas.
Negarse a dejar propina en restaurantes puede parecer una simple decisión económica o una expresión de insatisfacción con el servicio. Sin embargo, la psicología estudió este comportamiento y destacó que puede estar relacionado con rasgos de personalidad específicos, normas culturales y creencias sobre justicia y reciprocidad.
Diversas investigaciones demostraron que las propinas no solo funcionan como recompensa por un buen servicio, sino que también reflejan valores individuales, actitudes hacia el poder y la autoridad, así como el grado de empatía de una persona.
En ciertos casos, rehusarse a dar propina va más allá de una queja y puede revelar patrones más profundos de comportamiento social.
¿Qué dice la psicología sobre las personas que no quieren dejar propina?
Estudios como los de Michael Lynn, profesor de comportamiento del consumidor en la Universidad de Cornell, han documentado cómo ciertos rasgos de personalidad, como el autoritarismo, la baja empatía y el narcisismo, pueden predecir la negativa a dejar propina.
En una de sus investigaciones publicadas en Journal of Applied Social Psychology, Lynn encontró que las personas con puntuaciones más altas en medidas de autoritarismo tenían menos disposición a recompensar a los trabajadores del servicio.
Asimismo, un estudio de Seiter y Gass, publicado en Communication Research Reports, mostró que el comportamiento de dejar propina también está influenciado por la percepción de estatus y poder: algunos individuos evitan dejar propina como una forma de ejercer control o de mostrar desdén hacia aquellos en posiciones de menor jerarquía laboral.
La psicología intercultural también aporta información relevante. En culturas donde las propinas no son normativas o están incluidas en el precio final, no dejar propina no se interpreta como una falta de cortesía.
Sin embargo, en países como Estados Unidos, donde se espera que el cliente complemente el ingreso del camarero con una propina, negarse a hacerlo puede estar asociado con una visión individualista y estricta sobre la justicia distributiva, según la cual cada quien debe recibir únicamente lo que "merece".
Todos los factores psicológicos y sociales que influyen en la conducta
No dar propina no siempre implica egoísmo o malicia. Investigaciones como la de Lynn y Grassman en 1990 han indicado que factores como la edad, el ingreso, el género y el estado de ánimo influyen significativamente en la probabilidad de dejar propina.
Además, algunos consumidores simplemente rechazan la práctica por considerarla injusta para los trabajadores, y prefieren modelos salariales más equitativos en el sector de servicios.
Puede ser un reflejo de actitudes hacia el servicio, de creencias sobre justicia o de características personales más profundas. Lo importante es entender que, aunque la acción es aparentemente sencilla, su trasfondo psicológico puede ser complejo y digno de estudio.