Cómo identificar si los huevos están podridos o tienen salmonella, según infectólogos
Los huevos simbolizan un riesgo para la salud si están podridos o tienen infección de Salmonella.
Los huevos son uno de los alimentos más consumidos en todo el mundo gracias a su valor nutricional, siendo ricos en vitaminas, proteínas y minerales.
Sin embargo, también pueden representar un riesgo para la salud si están contaminados con bacterias como la Salmonella.
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¿Cómo puede llegar la Salmonella a los huevos?
La contaminación por Salmonella no siempre es visible en los huevos. Aunque un huevo con cáscara rota debe ser descartado inmediatamente porque facilita la entrada de bacterias, la Salmonella puede estar presente incluso en huevos con cáscara limpia y sin grietas. Esto ocurre porque las gallinas infectadas con Salmonella pueden producir huevos contaminados desde su interior, incluso antes de que se forme la cáscara.
Según la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos, consumir huevos contaminados con Salmonella puede causar intoxicación alimentaria, que se manifiesta con síntomas como fiebre, diarrea, vómitos y dolor abdominal.
Cómo identificar si los huevos están podridos o contaminados
Aunque no es posible detectar la Salmonella a simple vista, existen signos que pueden indicar que un huevo no está en condiciones para su consumo:
Prueba del agua: coloca el huevo en un recipiente con agua. Si flota, es probable que esté podrido debido a la acumulación de gases en su interior.
Olor: un huevo podrido desprende un olor desagradable incluso antes de romperlo.
Revisión visual: descarta huevos con cáscaras rotas, sucias o con grietas.
En cuanto a la Salmonella, la prevención se basa más en el manejo y la cocción adecuados que en la inspección visual.
Recomendaciones para prevenir la contaminación por Salmonella
Para minimizar el riesgo de infección por Salmonella al consumir huevos, los expertos ofrecen las siguientes recomendaciones:
Limpieza:
Lava tus manos antes y después de manipular huevos.
Mantén limpios los utensilios y superficies utilizados en la preparación.
Cocción:
Cocina los huevos a una temperatura mínima de 71 °C para eliminar cualquier bacteria presente.
Evita consumir huevos crudos o poco cocidos, como los utilizados en salsas o postres sin cocinar.
Selección:
Compra huevos con cáscara intacta y evita aquellos con suciedad visible.
Al separar las claras de las yemas, no utilices la cáscara; emplea utensilios limpios.
Almacenamiento:
Guarda los huevos en el refrigerador a una temperatura constante por debajo de los 4 °C.
Adoptar estas medidas no solo reduce el riesgo de intoxicación alimentaria, sino que también asegura que los huevos mantengan su frescura y calidad.