Exhortación del Papa Francisco a la paz social
La paz social es un bien colectivo que resulta esencial para el progreso y el desarrollo, para luchar eficazmente contra la pobreza y para contribuir a mejorar la distribución más equitativa del ingreso.
La dignidad de la persona humana el bien común y el bienestar general son deberes esenciales del Estado, y la inequidad es la raíz de los males sociales. "Ya no se puede confiar en las fuerzas ciegas y en la mano invisible del mercado". "El crecimiento en equidad exige algo más que el crecimiento económico, aunque lo supone, requiere decisiones, programas, mecanismos y procesos específicamente orientados a una mejor distribución del ingreso, a una creación de fuentes de trabajo, a una promoción integral de los pobres que supere el mero asistencialismo".
La Exortación Apostólica Evangelii Gaudium (24 nov 2013), marco programático de su misión apostólica si bien tiene un enfoque universal parece escrita para los políticos y para los dirigentes de Argentina, haciendo un llamado a la cordura, la responsabilidad, y a la eficiencia, después de años de frustraciones y de fracasos. En alguna medida se hacer referencia al síndrome de la transferencia, según el cual, le asignamos las responsabilidades a otros buscando siempre un chivo expiatorio, cuando la mayoría hemos sido de alguna forma, responsables de cómo nos va, en lo personal y en lo comunitario, y por ende, no deberíamos seguir buscando culpas ajenas, asumiendo la que a cada uno le correspondan.
En rigor, se parte de la premisa que todos vivimos con cierta precariedad, con nuevas patologías que van en aumento. El miedo y la desesperación se apoderan del corazón de muchas personas aún en los países ricos. La alegría de vivir frecuentemente se apaga, la falta de respeto y la violencia crecen, la inequidad es cada día más patente. Hay que luchar para vivir y a menudo, para vivir con poca dignidad. Se ha producido un cambio de época fundamentalmente basado en importantes saldos cualitativos, cuantitativos, acelerados y acumulativos que se dan en el desarrollo científico, en las innovaciones tecnológicas y en su veloces aplicaciones en distintos campos de la naturaleza y de su vida.
Estamos en la era del conocimiento y de la información, frente a nuevos formas de poder muchas veces anónimo. El trabajo humano, la inequitativa distribución de la riqueza como un mal creciente del mercado libre, y la necesidad de que se enfrenten las plagas de nuestro tiempo, emergentes de la necesidad, la frustración, las necesidades, y aspiraciones que a menudo se presentan como ilimitadas.
La teoría del derrame, según la cual el crecimiento económico favorecido por la libertad de los mercados, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión en el mundo, sin embargo, no existen elementos que demuestren en los hechos su verosimilitud. Esta afirmación criticada por los economistas locales, es uno de los fundamentos de Thomas Piketty para criticar las teorías neoliberales, que fueron exitosas en la creación de riqueza, ineficaces a la hora de distribuirla sin que crezca en forma desproporcionada la desigualdad.
Cuando el crecimiento del PBI de un país es inferior a la media del rédito del capital invertido por las grandes corporaciones, crece en forma inexorable la desigualdad, porque los dueños del capital aumentan su participación mientras disminuye la de los cuenta-tropistas y la de los dependientes de un ingreso fijo, (ver El Capital del Siglo XXI de Thomas Piketty, Universidad de París II, Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales).
No existe una adecuada relación entre lo que se piensa como una solución, se diseña con la convicción de que será eficaz, y el resultado obtenido que suele someter a tantas correcciones, que los cambios termina aplicando un diseño totalmente disparatado, que no logre el objetivo previsto. La falta de conocimiento reconocido y de experiencia práctica en el diseño de las políticas, termina sistemáticamente en el fracaso, que al acumularse como lo es ahora, al final del ciclo. La versión oficialista trata de transformar todo fracaso en una etapa del proceso y la falta de resultados concretos en parte de los sacrificios o de los obstáculos que hay que sortear para llegar al objetivo final.
La paz social es imprescindible para lograr cualquier objetivo que se desarrolle en base a la democracia, a un sistema republicano, bajo una noción razonable de nación. En rigor, la OIT fue creada en el seno de Las Naciones Unidad teniendo en cuenta lo que significó la conmoción social creada por el nazismo y por el fascismo que crearon un fanatismo tal que llevaron a dos países a la guerra.
La paz social no es un comienzo sino el objetivo, dentro de un modelo que respete los derechos individuales y la libertad, que garantice la equidad y en especial, que propicie la justicia y en especial que luche con eficacia contra la pobreza, la indigencia y sobre todo, contra la desigualdad.
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