Este es el tesoro más grande de América Latina: no es una pirámide y perteneció a una princesa de México
En 1932, el arqueólogo Alfonso Caso descubrió la Tumba 7 en Monte Albán, un tesoro prehispánico de incalculable valor.
En 1930, el arqueólogo Alfonso Caso realizó un descubrimiento en la Tumba 7 de Monte Albán, ubicada en Oaxaca.
Este hallazgo, reconocido como "el tesoro más rico de América", reveló cientos de objetos en excelente estado de conservación que permitieron a los especialistas profundizar en el conocimiento sobre las civilizaciones prehispánicas que habitaron esa región.
El conjunto está conformado por 230 piezas elaboradas con materiales preciosos como oro, plata y cristal de roca, además de piedras como turquesa, jade y obsidiana.
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¿Qué es el Monte Albán?
Monte Albán es un importante sitio arqueológico ubicado en el estado de Oaxaca, México.
Fue la antigua capital de la civilización zapoteca y una de las primeras ciudades de Mesoamérica, alcanzando su máximo esplendor durante el período Clásico (aproximadamente entre 200 y 900 d.C.).
El descubrimiento en la Tumba 7 que lo cambió todo
Los trabajos liderados por Alfonso Caso en Monte Albán comenzaron en 1931, centrados en la región norte. Sin embargo, fue el 9 de enero del año siguiente cuando un grupo de campesinos locales permitió el descubrimiento de lo que se considera el hallazgo arqueológico más relevante de Oaxaca.
En la séptima tumba excavada, se encontraron restos humanos que correspondían a miembros de la nobleza. Según registros, se identificaron nueve esqueletos de hombres adultos, dos de mujeres, uno de un niño y dos de jóvenes.
Junto a estos restos, se halló una impresionante ofrenda funeraria compuesta por más de 200 piezas, muchas con propósitos rituales. Entre los objetos encontrados se incluían collares, pendientes, anillos, diademas, orejeras, petos y bastones, elaborados con una diversidad de materiales.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) señala que las piezas fueron fabricadas con oro, plata, cobre, obsidiana, turquesa, cristal de roca, coral, hueso y cerámica. Además, el estilo de los objetos sugiere que procedían de regiones más allá de los valles de Oaxaca, lo que refleja un intercambio cultural significativo.
Un tesoro zapoteca reclamado por la nobleza mixteca
Los análisis arqueológicos señalan que la Tumba 7 de Monte Albán fue reutilizada en varias ocasiones.
Originalmente creada por los zapotecas, quienes habitaron esta antigua ciudad antes de su abandono alrededor del año 800, la tumba fue posteriormente ocupada por los mixtecas.
La ofrenda más importante encontrada en este lugar está relacionada con el entierro de por lo menos tres figuras de la nobleza mixteca, datadas aproximadamente hacia el año 1200.
Según el doctor Robert Markens, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, esta reutilización pudo haber sido un acto simbólico de legitimación por parte de los mixtecas a la hora de ocupar Monte Albán.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) sugiere que la ofrenda llegó a la tumba tras la unión política entre el señor 5 Flor, de Zaachila, y la princesa 4 Conejo "Quetzal", del reino mixteco de Teozacualco, una alianza que habría tenido lugar entre los años 1200 y 1400.
Bajo esta hipótesis, la princesa habría convertido la Tumba 7 en un santuario para depositar reliquias ancestrales.
Aunque las piezas halladas en la Tumba 7 estaban en buen estado, fueron sometidas a un cuidadoso proceso de restauración.
Actualmente, el tesoro, compuesto por una amplia variedad de artefactos ceremoniales y ornamentales, puede admirarse en la sala III del Museo de las Culturas de Oaxaca, ubicado junto a la iglesia de Santo Domingo de Guzmán.