El Sol lanzó una potente llamarada que pegó directo en la Tierra: qué fue lo que pasó y cuál es la explicación de los científicos
Una tormenta geomagnética causó interrupciones en comunicaciones y espectaculares auroras visibles en latitudes inesperadas.
Este domingo 6 de octubre, la Tierra fue impactada por una de las llamaradas solares más potentes en casi una década, un fenómeno que generó importantes efectos en las comunicaciones y sorprendentes auroras boreales visibles en latitudes más bajas de lo habitual. Esta llamarada de clase X9.1, registrada por la NASA, fue la más intensa desde 2017 y provenía de la mancha solar AR3842, que había estado activa desde el 1 de octubre.
Efectos en las comunicaciones y sistemas eléctricos
Los efectos de esta llamarada no solo fueron visibles en los cielos nocturnos. Científicos alertaron sobre posibles perturbaciones en las comunicaciones, principalmente en las señales de radio de onda corta, afectando a radioaficionados y sistemas de navegación por GPS en zonas como África y el Atlántico Sur.
Además, la eyección de masa coronal (CME) que acompañó a la explosión solar generó una tormenta geomagnética que afectó la red eléctrica en algunas áreas, causando fluctuaciones en el voltaje y posibles fallos en satélites.
Auroras boreales en latitudes inusuales
Uno de los efectos más visuales y esperados de este evento solar fueron las auroras boreales, que, por la magnitud de la llamarada, se observaron en lugares donde normalmente no son visibles, como partes de Europa y Norteamérica. Esta explosión de luz en el cielo, causada por la interacción entre las partículas solares y la atmósfera terrestre, ofreció un espectáculo natural que atrajo la atención de miles de personas.
Los científicos del Centro de Predicción del Clima Espacial (NOAA) explicaron que estas llamaradas son parte de un ciclo solar de 11 años, conocido como el Ciclo Solar 25, que está alcanzando su punto álgido. Durante este período, las eyecciones de masa coronal y las llamaradas solares aumentan en frecuencia e intensidad, lo que puede traducirse en más fenómenos como este en los próximos meses.
Aunque este tipo de tormentas solares no suelen causar daños graves a las infraestructuras terrestres, los expertos recomiendan monitorear la actividad solar, ya que la radiación electromagnética generada puede tener consecuencias en la tecnología que usamos diariamente, desde satélites hasta sistemas de comunicación global.