Problema ecológico

El desierto más grande del planeta no es el del Sahara y no está sobre tierra firme

Una inmensa extensión de desechos flota en el Océano Pacífico, amenazando la vida marina y el ecosistema global.

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Cuando pensamos en un desierto, lo primero que nos viene a la mente es el Sahara, con sus interminables dunas y su clima árido. Sin embargo, el desierto más grande del planeta no está en tierra firme, ni tiene arena, sino plásticos y desechos flotando en el océano. Se trata de la Gran mancha de basura del Pacífico, una vasta zona en el Océano Pacífico que se ha convertido en un verdadero vertedero flotante y que, por su extensión, supera incluso al desierto del Sahara.

Este fenómeno ha captado la atención de científicos y activistas medioambientales desde que fue descubierto a fines de los años 90. No es solo un problema estético o de contaminación visual; la gran cantidad de plástico y residuos que conforman esta mancha afecta gravemente a los ecosistemas marinos y tiene consecuencias a largo plazo para toda la cadena alimentaria, incluyéndonos a los seres humanos.

Esquema del gran giro del océano Pacífico Norte y las corrientes oceánicas principales. (Imagen: Wikimedia Commons / Osado)

El giro del Pacífico: el origen del problema

La Gran mancha de basura del Pacífico se encuentra en lo que se conoce como el giro del Pacífico Norte, una corriente oceánica que funciona como un remolino gigante atrapando desechos que se acumulan en la superficie del mar. Se estima que un 80% de estos residuos provienen de fuentes terrestres, como plásticos desechados, mientras que el 20% restante proviene de actividades en alta mar, como redes de pesca abandonadas, de acuerdo a la National Geographic Society.

El giro del Pacífico actúa como una trampa natural, en la que millones de toneladas de basura se ven atraídas hacia su centro. Esta "isla" de basura, a menudo descrita como del tamaño de Texas, no es visible como una gran masa continua, sino que está compuesta por microplásticos que flotan justo debajo de la superficie del agua. Estos microplásticos, pequeños fragmentos de plástico, son casi imposibles de limpiar y representan una amenaza significativa para la vida marina.

Impacto en el ecosistema marino

La contaminación por plásticos tiene efectos devastadores sobre la fauna marina. Muchos animales, como tortugas, aves y peces, confunden estos plásticos con alimentos. Por ejemplo, las tortugas marinas pueden confundir las bolsas de plástico con medusas, un alimento común en su dieta, lo que puede llevarlas a morir por asfixia o obstrucción intestinal. Además, las redes de pesca abandonadas, también conocidas como "redes fantasmas", pueden atrapar y ahogar a mamíferos marinos como focas y ballenas.

Se estima que un 80% de estos residuos provienen de fuentes terrestres, como plásticos desechados, mientras que el 20% restante proviene de actividades en alta mar, como redes de pesca abandonadas. (Imagen: archivo)

El daño no termina ahí. Los microplásticos no solo flotan en la superficie; también interfieren con la cadena alimentaria al bloquear la luz solar necesaria para que organismos como el plancton y las algas puedan realizar la fotosíntesis. Estos organismos son fundamentales para la supervivencia de muchas especies, y su disminución puede tener un efecto dominó en todo el ecosistema.

¿Es posible limpiar este desierto de plástico?

La magnitud del problema hace que las soluciones no sean simples. Limpiar la Gran mancha de basura del Pacífico es una tarea descomunal. Algunos estudios sugieren que se necesitarían al menos 67 barcos trabajando durante todo un año para limpiar menos del 1% del área afectada. Además, el problema con los microplásticos es que son tan pequeños que las redes de limpieza podrían atrapar también a organismos marinos, lo que empeoraría la situación.

Sin embargo, iniciativas como The Ocean Cleanup están intentando abordar este desafío mediante tecnologías innovadoras que capturan los plásticos más grandes antes de que se descompongan en microplásticos. Aunque estas acciones son valiosas, los expertos coinciden en que la solución más efectiva es prevenir que más plástico llegue a los océanos, lo que requiere un esfuerzo global para reducir el uso de plásticos de un solo uso y mejorar las prácticas de gestión de residuos.

El futuro del océano está en nuestras manos

El futuro de nuestros océanos, y de la Gran mancha de basura del Pacífico, depende en gran medida de las decisiones que tomemos hoy. Reducir el consumo de plásticos desechables, reciclar correctamente y apoyar políticas ambientales más estrictas son pasos esenciales para evitar que este "desierto" oceánico siga creciendo. Con un esfuerzo global coordinado, aún es posible mitigar los efectos de este gigantesco problema medioambiental.

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