Durante el verano, la aparición de mosquitos es un fenómeno común, pero en el último tiempo comenzó a generar preocupación entre la población debido a su alta capacidad para transmitir enfermedades.
Ahora, un nuevo descubrimiento alarmó aún más a los expertos: la creciente resistencia de estos insectos a uno de los repelentes más poderosos del mercado.
Este repelente, que antes era altamente efectivo, disminuyó su eficacia a medida que los mosquitos se adaptaron y desarrollaron inmunidad a sus compuestos activos.
El DEET o N-Dietil-meta-toluamida, siempre fue el compuesto activo por excelencia de la gran mayoría de repelentes de mosquitos e insectos que se encuentran en el mercado. Sin embargo, los mosquitos de la especie Aedes aegypti no responden de manera eficiente a este potente compuesto.
En enero de este año, la investigadora del CONICET en la Unidad de Investigación y Desarrollo Estratégico para la Defensa (UNIDEF), Laura Harburguer, aseguró que "según nuestros estudios, el componente más efectivo de los tres disponibles en el mercado es el DEET."
La especialista también explicó que "las diferentes formulaciones que uno puede encontrar en el mercado conteniendo DEET van del 7% hasta casi el 30%. Ese porcentaje es lo que va a determinar la duración del efecto repelente sobre la piel".
Sin embargo, un nuevo estudio publicado en PLOS ONE, encontró que los mosquitos están volviéndose cada vez más resistentes a este repelente, el más poderoso y conocido de todos.
Los investigadores encontraron que el Aedes aegypti, un transmisor de enfermedades como el zika, el dengue y la fiebre amarilla tiene una respuesta menor luego exposiciones previas. El descubrimiento indicó que estos insectos pueden desarrollar tolerancia, lo que les ayuda a resistir mejor el contacto con este compuesto en futuras aplicaciones.
"Descubrimos que tres horas después de la preexposición, los mosquitos mostraban insensibilidad al comportamiento, y la electroantenografía reveló que esto se correlacionaba con las neuronas receptoras olfativas que respondían menos al DEET. El cambio en el comportamiento como resultado de la exposición previa al DEET tiene implicaciones para el uso de repelentes y la capacidad de los mosquitos para superarlos.", explica la investigación.
El equipo separó a los mosquitos en dos grupos y los colocó bajo mallas metálicas. Después, voluntarios mantuvieron sus brazos a 2,5 centímetros sobre cada jaula: una con una solución de DEET al 20 % y la otra sin repelente. Tres horas más tarde, repitieron el experimento y contaron cuántos mosquitos intentaron pasar a través de la malla. Los resultados mostraron que casi la mitad de los mosquitos que habían estado expuestos al compuesto intentaron llegar al brazo tratado.
Lo que ocurre con los mosquitos podría estar relacionado con sus antenas, ya que esta parte de su cuerpo parece estar volviéndose menos sensible al repelente con el tiempo, como lo demostró la electroantenografía en los receptores olfativos.
Los mosquitos eligen a quienes picar según señales químicas y físicas que emite el cuerpo. Distintos compuestos como el dióxido de carbono y el ácido láctico los atraen. Quienes producen más de estas sustancias al transpirar o respirar, son más propensos a ser picados, y también el color de la ropa que llevan puesto también puede atraerlos.
Algunos estudios revelaron que los mosquitos seleccionan a las personas y muestran una preferencia por aquellas con sangre tipo O, en comparación con las de sangre tipo A. Por otro lado, quienes tienen sangre tipo B se encuentran en el medio en cuanto a la frecuencia de picaduras.
El dióxido de carbono juega un papel importante en la probabilidad de ser picado por un mosquito. Al respirar o transpirar, el cuerpo libera dióxido de carbono, lo que les permite detectar a las personas desde hasta 60 metros de distancia. Quienes emiten más dióxido de carbono, como aquellos con un metabolismo más activo, suelen recibir más picaduras.
Por otro lado, los olores también juegan un rol clave. El olor de la traspiración puede atraer a los mosquitos porque contiene ácido láctico, ácido úrico y amoníaco. También, el calor extra, como el que tienen las mujeres embarazadas o menopáusicas, aumenta la atracción de los mosquitos.
Por último, un estudio también publicado en PLOS ONE reveló que grandes cantidades de ciertos tipos de bacterias hacen la piel más atractiva para los mosquitos. Sin embargo, el estudio encontró que tener una mayor variedad de bacterias disminuye esa atracción.
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