Ni avellanas ni nueces | El fruto seco olvidado con efecto antioxidante y que cura todas las heridas
Pese a que esta semilla no es comestible, se la utiliza en la elaboración de productos para el cuidado de la salud de la piel y venosa.
Los frutos secos son grandes aliados para el cuidado de la salud. Aunque no todos ellos son comestibles, cuentan con propiedades medicinales por los que son utilizado para la elaboración de productos o remedios caseros para la protección integral del organismo, como es el caso del castaño de indias.
A pesar de su nombre similar y su apariencia parecida a las castañas comestibles, este fruto tiene una sustancia llamada esculina, que lo hace tóxico para el consumo de los humanos. De todas formas, cuenta con propiedades medicinales para uso externo.
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Este elemento natural suele emplearse en la elaboración de medicamentos y suplementos para el cuidado de la piel y la salud venosa. Se los puede encontrar en forma de cápsulas y tabletas o como geles y pomadas.
El fruto seco olvidado: los beneficios del castaño de indias
El castaño de indias, a pesar de su nombre, no es un fruto comestible. Sin embargo, sus semillas han sido utilizadas tradicionalmente en fitoterapia por sus propiedades medicinales, especialmente relacionadas con la salud venosa, es decir al buen funcionamiento de los vasos sanguíneos.
La escina es el compuesto activo principal del castaño de indias que ayuda a fortalecer las paredes de las venas, lo que mejora la circulación sanguínea y reduce la inflamación. Es muy utilizado para aliviar la sensación de pesadez y cansancio en las piernas, común en personas que pasan mucho tiempo de pie o sentadas.
La escina tiene propiedades antiinflamatorias que ayudan a reducir la hinchazón. Además, al fortalecer las venas, ayuda a prevenir y mejorar la apariencia de varices y arañitas.
Incluso cuenta con efecto antioxidante, lo que ayuda a proteger las células del daño causado por los radicales libres. Y gracias a su alta concentración de flavonoides, colabora en la activación de fibroblastos, las células que ayudan a la formación de nuevos tejidos y estimulan la cicatrización de heridas.