El secreto para comer carbohidratos sin culpa: científicos hallan un elemento clave
El estudio publicado en Nature Metabolism desafía la noción convencional de que el lactato es simplemente un indicador de la falta de oxígeno en los músculos durante el ejercicio intenso.
Robert Leija, un estudiante de posgrado de la Universidad de California, ha compartido una investigación que explica cómo funciona el lactato en el cuerpo humano, desafiando la noción convencional de que es simplemente un indicador de falta de oxígeno en los músculos.
A través de un artículo publicado en Nature Metabolism, el científico ha demostrado de manera concluyente que el lactato se produce normalmente en los humanos después del consumo de carbohidratos.
Este nuevo estudio confirma que el lactato desempeña un papel significativo no solo durante la actividad física intensa, sino también durante la actividad normal sin ejercicio y en períodos de descanso.
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Metabolismo de la glucosa y el lactato en adultos jóvenes sanos
El estudio involucró a 15 adultos jóvenes saludables y físicamente activos, compuesto por ocho mujeres y siete hombres.
La investigación formó parte de un proyecto más amplio apoyado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH), cuyo objetivo era analizar cómo las personas realizan la transición de metabolizar grasas a metabolizar carbohidratos a medida que envejecen.
A los participantes se les solicitó ayunar durante 12 horas para agotar sus reservas de carbohidratos y glucógeno, lo que llevaría a que su cuerpo obtuviera principalmente energía descomponiendo las grasas en ácidos grasos, los cuales se utilizarían para mantener las funciones corporales básicas.
Posteriormente, consumieron 75 gramos de glucosa con el fin de inducir un cambio del metabolismo de ácidos grasos a carbohidratos.
Para determinar la proporción de lactato y glucosa que ingresaron a la sangre, se administraron marcadores a los participantes. El lactato se marcó con un isótopo estable no radiactivo, el carbono-13, mientras que la glucosa se marcó con deuterio.
Esta administración se llevó a cabo durante 90 minutos antes del inicio del experimento para alcanzar niveles de lactato y glucosa marcados en la sangre de entre el 1% y el 2%.
De esta manera, los investigadores pudieron analizar la cinética de estos compuestos, es decir, su aparición y desaparición en la sangre. Los resultados mostraron que los voluntarios comenzaron a convertir la glucosa de la dieta en lactato antes de que esta saliera del tracto intestinal.
De hecho, los niveles de lactato en la sangre arterial comenzaron a aumentar apenas cinco minutos después del consumo, mientras que la glucosa solo apareció en el torrente sanguíneo entre 15 y 30 minutos después.
El lactato: más que un simple subproducto tóxico
Durante mucho tiempo, la comunidad médica ha considerado al lactato, frecuentemente mal denominado ácido láctico, como un subproducto tóxico del metabolismo anaeróbico, relacionado con el ejercicio intenso y la fatiga muscular.
Esta perspectiva ha generado el mito de que los niveles elevados de lactato en la sangre señalan enfermedad y requieren oxígeno o fármacos para su tratamiento.
George Brooks, cuyo trabajo fue la inspiración para Robert Leija, había previsto esta interpretación en su libro Fisiología del Ejercicio: Bioenergética Humana y Aplicaciones (1984).
En esta obra, introdujo el concepto de "transportador de lactato" para explicar el circuito metabólico del cuerpo en el cual el lactato funciona como un intermediario que abastece a la mayoría de los tejidos y órganos.
Brooks ha demostrado que, en muchos tejidos, el lactato es preferido como fuente de energía sobre la glucosa.
Con el uso de trazadores, ha demostrado que los músculos esqueléticos prefieren utilizar el lactato como combustible en lugar de la glucosa, lo que les permite operar de manera más efectiva con este sustrato.
Los investigadores están estudiando qué sucede durante la actividad normal y en reposo. Se respalda la idea de que niveles persistentemente altos de lactato en la sangre señalan una interrupción en su transporte, en lugar de que el lactato sea dañino en sí mismo.
Según Brooks, este descubrimiento tiene implicaciones importantes para diversas condiciones médicas. Afirma: "Lo significativo del resultado actual es que no se trata solo de los músculos. Comienza con los carbohidratos de la dieta. Esta era una pieza que faltaba en el rompecabezas".