La mayor manía de Albert Einstein: todos tenemos este hábito pero el físico lo repudió hasta el final de sus días
Todos lo hacemos de manera cotidiana, casi sin pensar, pero el físico repudió esta practica y nunca la implementó.
Albert Einstein fue uno de los íconos más grandes de la historia de la ciencia, respetado por un sinfín de aportes tanto en el ámbito académico como en el filosófico, pues hasta el día de hoy es considerado una gran fuente de sabiduría.
Si hay algo que caracteriza a los científicos es su cantidad de metodologías para los diferentes aspectos de su día a día. Es que gracias a esto pueden organizar su productividad y generar hábitos que les permitan avanzar en sus respectivas investigaciones.
Einstein no fue la excepción a la regla, pues tenía técnicas muy estrictas a la hora de elegir la vestimenta que poblaba su guardarropas y había una prenda en particular que, aunque todos utilizamos, el físico repudió hasta el final de sus días.
El habito que Albert Einstein repudió durante toda su vida
El físico detestaba perder tiempo durante las mañanas eligiendo que ponerse, por lo que encontró a este dilema una simple y práctica solución: vestiría siempre trajes de color gris. De esta manera, la elección de ropa se tornó metódica y creo en torno a ello su imagen personal.
No obstante, esta no era su única regla al tratarse de vestimenta. Albert Einstein no utilizaba calcetines, pues los consideraba inútiles, molestos y una total perdida de tiempo.
"Incluso en las ocasiones más solemnes, me escabullía de llevar calcetines y escondía esa falta de civilización con botas altas", escribió el físico a su segunda esposa Elsa en una visita a la Universidad de Oxford.
Otro hábito que todos tenemos y Einstein nunca quiso incorporar
Además del uso de calcetines, existe otro habito que para la mayoría es parte de su rutina pero que el físico se negó rotundamente a adoptar durante sus años de vida: conducir.
El científico nunca quiso aprender a conducir y tampoco contaba con automóviles propios, de hecho, durante los años 20 tuvo un conductor personal que lo trasladaba a sus respectivas conferencias.