La investigación científica que descubrió las neuronas que controlan el hambre y el beneficio que se puede conseguir con ello
Manipular un conjunto de células podría ayudar a curar trastornos alimenticios.
Solucionar dos problemas extremos en la alimentación como el sobrepeso y la anorexia ocupan a la ciencia desde hace décadas. Entender y manipular adecuadamente la neuronas AgRP, podría llevar a nuevos tratamientos para ambas enfermedades.
Estudios realizados en ratones identificaron un grupo de células denominadas neuronas AgRP, situadas cerca de la parte inferior del cerebro, que pueden provocar la sensación de hambre.
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"Si pudiéramos controlar esta sensación de hambre, podríamos controlar mejor nuestras dietas", afirma Amber Alhadeff, del Monell Chemical Senses Center de Filadelfia.
Investigación científica: ¿qué son las neuronas AgRP?
Según desarrolla el sitio Knowable Magazine:
- Están alojadas cerca del suministro de sangre al cerebro, lo que les otorga acceso a las hormonas que provienen del estómago y el tejido adiposo que marcan los niveles de energía.
- Si la energía es escasa, actúan sobre otras áreas cerebrales para promover la alimentación.
- La actividad de las neuronas AgRP se modifica en roedores con síntomas parecidos a los de la anorexia. La activación de las neuronas puede restablecer los patrones de alimentación normales en esos ratones.
Las neuronas AgRP podrían ayudar a combatir el sobrepeso
Durante el estudio se comprobó que las AgRP ocupan un rol central en el apetito: cuando se desactivaron en los ratones, los animales no se alimentaron más. Cuando los científicos volvieron a activarlas, los ratones fueron hacia el alimento y comieron desenfrenadamente.
Experimentos realizados durante 2015, colaboraron en descubrir el funcionamiento de las neuronas AgRP. Los especialistas describieron que cuando los ratones no se alimentaban lo suficiente, las neuronas AgRP se disparaban con mayor frecuencia.
Un equipo de investigación, comandado por el neurocientífico Scott Sternson, del Janelia Research Campus de Ashburn, Virginia, también demostró que la actividad de las neuronas AgRP parece hacer que los ratones se sientan mal.
Sternson, que desarrola sus actividades en la Universidad de California, explicó que la activación del AgRP era desagradable y que ese proceso tenía una explicación concreta.
"Cada vez que un ratón abandona su nido, corre el riesgo de ser atacado por depredadores, pero debe superar ese miedo para buscar comida y alimentarse. Estas neuronas AgRP son una especie de empujón para que, en un entorno peligroso, salgan a buscar comida para mantenerse con vida", dijo el especialista.
El estudio de Sternson realizado en 2015 demostró que, aunque la visión o el olor de la comida calma las neuronas AgRP, solo es temporal, ya que la actividad aumenta nuevamente, si el ratón no logra comer el alimento.
En investigaciones adicionales, Alhadeff y su equipo descubrieron que lo que baja la actividad de las neuronas AgRP de forma concreta son las calorías que llegan al intestino. Los mensajes que el estómago manda a las AgRP, dependen del nutriente.
"La grasa en el intestino activa una señal a través del nervio vago, que va del tubo digestivo al cerebro. El azúcar simple glucosa envía una señal al cerebro a través de los nervios de la médula espinal", explica la neurocientífica.
Alhadeff proyecta que en los sucesivos estudios puedan comprenden mejor el funcionamiento de las neuronas AgRP y de esa manera, encontrar tratamientos para las personas con sobrepeso.
"Las terapias dirigidas solo a las neuronas AgRP probablemente no resolverían por completo el problema del peso, porque la búsqueda de alimentos es solo un componente del control del apetito", dice Sternson, quien revisó los principales controladores del apetito en el Annual Review of Physiology en 2017.
Las neuronas AgRP: pueden intervenir en enfermedades como la anorexia
La contracara de la sobrealimentación es la anorexia, y para esta enfermedad las neuronas AgRP podrían aportar estrategias fundamentales en futuros tratamientos.
Las personas con anorexia evitan la ingesta de alimentos, hasta que la pérdida de peso pone en peligro sus vidas.
Como detalla el sitio Knowable Magazine, no existe medicación específica para la anorexia. Los tratamientos van desde la psicoterapia y antidepresivos hasta alimentación forzada a través de una sonda, para los casos más graves.
Sutton Hickey se dio cuenta de que la investigación podía aportar a un futuro tratamiento para combatir la anorexia, cuando diseñó ratones para que las neuronas AgRP entraran en acción en el momento en que se les inyectaban una sustancia química. Al ser tratados con la sustancia comían más y ganaban peso.
"Eso habla mucho de la importancia de las AgRP, demuestra que estas neuronas son las buenas, no las malas", dice Tamas Horvath, neurocientífico de la Facultad de Medicina de Yale, quien no participó del proyecto.
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La investigación sobre las neuronas AgRP dio al campo científico una imagen más clara de por qué comemos cuando lo hacemos y nuevos indicios, que quizás sean la piedra fundacional de futuros tratamientos.
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