El oscuro y peligroso experimento social que demostró la verdadera maldad humana
El experimento social puso de manifiesto cómo las personas pueden cometer las peores atrocidades si se presenta la oportunidad y no hay consecuencias. Qué fue de la vida de la víctima.
Si bien existen muchas noticias que levantan el ánimo y nos renuevan la fe en la humanidad, existen otras situaciones que ponen de manifiesto lo oscuro que son los límites a los que puede llegar el ser humano. Así sucedió en la década del 70', durante un curioso experimento social que tuvo a una mujer artista como protagonista. El experimento en cuestión se conoce como Rhythm 0 y fue una performance artística extremadamente controvertida.
La performance estuvo a cargo de la artista Marina Abramovi. "En la mesa hay 72 utensilios que pueden usarse sobre mí como se quiera. Yo soy el objeto", expresó la artista. Se estaba refiriendo a un látigo, un libro, unos zapatos, vino, pan, un peine, uvas, clavos, azúcar, agua, un abrigo, un sombrero, una vela, cadenas, flores, alcohol, jabón, un hacha, una sierra, un plato, un vaso, pintura, etc. La performer estuvo de pie junto a la mesa, inmóvil, durante seis horas. La actuación se prolongó entre las 20:00 y las 2:00 horas. Abramovi se hizo plenamente responsable del evento respecto a lo que pudiera pasar con todos los elementos y lo que ocurrió fue escalofriante.
Qué sucedió en Rhythm 0, el macabro experimento social
El evento artístico tenía tanto objetos de placer como de dolor, divididos en una mesa. Los asistentes podían usar cualquiera de los dos grupos de objetos como quisiera y la artista no pondría freno a nada de lo que sucediese.
Las tres primeras horas de "Rhythm 0 fueron tranquilas. Muchas personas del público se enfocaron en los objetos de placer. Algunos besaron a la artista y hasta le regalaron una rosa. Sin embargo, a mitad del evento y ya pasadas unas tres horas, el público se volvió violento. Abramovi fingía no sentir dolor ante nada y el público se puso cada vez peor.
Un hombre le lastimo el cuello con un arma de filo y bebió la sangre. Alguien le colocó el sombrero mientras otro le escribió con lápiz de labios en la frente "END" (final, en inglés). Abrieron sus piernas y le colocaron un cuchillo en el medio. Cargaron un revólver, también disponible en la mesa, y pusieron su mano en él mientras apuntaba a su cuello. Se había desatado una verdadera locura.
Hacia el final, a la artista la desnudaron por completo, entrelazaron las espinas de un tallo de una flor en su cuello, esparcieron los pétalos por su rostro, incluso la mancharon de sangre.
Cuál fue el resultado del experimento y qué dijo la artista
Cuando el experimento finalizó, Abramovi volvió a comportarse como una persona normal en vez de jugar el papel pasivo que tuvo hasta ese momento. Todas las personas que participaron agresivamente de la sesión salieron rápidamente de la sala.
La artista expresó que su objetivo era experimentar que la humanidad es capaz de hacer si les das ciertas herramientas. "Lo que aprendí fue que, si dejas que el público decida, te pueden matar. Me sentí verdaderamente atacada: me cortaron la ropa, me clavaron las espinas de las rosas en el estómago, una persona me apuntó a la cabeza con la pistola y otra se la quitó", afirmó Abramovi. "Después de exactamente seis horas, según el plan, empecé a moverme, porque estaba ahí como una marioneta para ellos. Y en ese momento, todos escaparon, evitando un enfrentamiento real".