Tecnología para una agricultura sustentable
Tras una inversión inicial de u$s 380.000, tres emprendedores de las provincias de Santa Fe y Córdoba desarrollaron un dron autónomo que permite la fumigación y el control de plagas en forma segura y automatizada.
Una de las tareas más riesgosas en el campo, tanto para la salud humana como la del ambiente, es la fumigación y el control de plagas. Pero hoy la tecnología permite automatizar estos procesos para volverlos más precisos y seguros.
Este fue el germen de Biodrone, un emprendimiento que utiliza biotecnología, geolocalización y drones para detectar plagas y fumigar con mayor precisión y a un costo menor que utilizando tecnologías convencionales como el avión o el "mosquito".
El proyecto comenzó en 2017, cuando la bióloga Luciana Bollati, oriunda de Rafaela, estaba haciendo su doctorado sobre "detección remota de plagas" y se contactó con Cites, la aceleradora de empresas de base tecnológica del grupo Sancor Seguros, en Sunchales, Santa Fe.
Un año antes, el ingeniero cordobés Daniel Sequeiros había presentado su proyecto de fabricación de drones pulverizadores a combustión interna que, a diferencia de los que hoy están disponibles en el mercado, tienen mayor autonomía y son capaces de levantar una carga de hasta 20 kilos.
Lo expertos y evaluadores de Cites pusieron en contacto a ambos investigadores y emprendedores, y poco tiempo después sumaron a Franco Garione, ingeniero agrónomo con un posgrado en negocios.
Así quedó constituido el equipo, y en 2018 se constituyó formalmente Biodrone, como una SAS, con sede en la provincia de Córdoba y laboratorios y talleres en Santa Fe.
"La inversión inicial fue de unos u$s 380.000", cuenta Garione. "Recibimos un subsidio del programa Córdoba Acelera y un Fondo Sectorial (Fonarsec) del (ex) ministerio de Ciencia".
Con estos fondos desarrollaron prototipos de "trampas digitales" que consisten en sensores electrónicos para detectar y medir la cantidad de insectos y plagas por hectárea, un software que analiza los datos y traza posibles "rutas de vuelo" y finalmente los drones que en lugar de utilizar baterías como los convencionales, son "autopropulsados" por combustión.
Asimismo, los sensores captan y envían para su análisis diversos datos ambientales y climáticos (vientos, presión atmosférica, humedad) que permiten decidir cuándo y cuánto producto aplicar.
Innovación y sustentabilidad
Para desarrollar los "drones fumigadores", los emprendedores combinaron tecnologías existentes como los sensores digitales, el concepto de IoT, que permite a los dispositivos transmitir información sin intervención humana, y técnicas de análisis de datos para procesar la información.
El año pasado presentaron en la feria Agroactiva dos prototipos diferentes para fumigar y pulverizar cultivos extensivos (grandes hectáreas de soja o maíz, por ejemplo) o intensivos (huertas y plantaciones frutales).
"Tuvimos consultas y pedidos no solo de productores locales, sino también de otros países de la región y del mundo", afirma Garione. "Con tres drones se iguala la capacidad de un "mosquito" (equipo propulsado por un tractor y con largas "alas" fumigadoras que lo asemejan al molesto insecto), con la ventaja de que se puede usar siempre, aunque llueva, e incluso de noche, ya que el dron se guía por GPS", dice el especialista.
Los costos, respecto de las tecnologías convencionales, también son sensiblemente menores para el productor o el contratista rural. Una vez en el mercado, el dron tendría un valor cercano a los u$s 20.000, cuando un avión fumigador cuesta no menos de u$s 350.000 y un mosquito, alrededor de u$s 150.000.
Uno de los objetivos de Biodrone es reducir el impacto ambiental de las prácticas agropecuarias y tornarlas más amigables con el ambiente. Para esto, se está ensayando la aplicación de productos biológicos en lugar de los agroquímicos convencionales, y también se comenzará a utilizar biodiesel en lugar de gasoil convencional para propulsar el motor de los drones.
La firma tiene dos patentes presentadas en Estados Unidos, y un acuerdo de regalías con el Conicet. Este año proyectan realizar una ronda de inversión internacional por unos u$s 5 millones, a fin de encarar la fase de producción de los drones.
"La idea es fabricar unos 100 drones por año. Para esto desarrollamos algunos proveedores de partes electrónicas, diseño industrial y software", comenta Garione.
"La situación general del país nos afectó, pero no por eso frenamos el proyecto", confiesa. "Lo que más nos pegó fue la devaluación, ya que tenemos costos en dólares, como algunas piezas importadas y el equipo de abogados especializados en patentes, que está en Israel", sin embargo, confiamos en poder avanzar este año para empezar a fabricar los drones acá, en la Argentina".
Biodrone
Fundación: 2018
Actividad principal: desarrollo y fabricación de drones autopropulsados para fumigación y control de plagas "digitalizado"
Inversión inicial: u$s 380.000
Empleados: 3 socios
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