Reactivación

Empresas forestales planean invertir u$s 3000 millones por ingreso al RIGI

La inclusión del sector en el RIGI, así como las condiciones y políticas macroeconómicas actuales podrían revertir el atraso del sector respecto a los países de la región, dicen los empresarios del sector

Hace 20 años que la industria forestal argentina está estancada por falta de estabilidad jurídica, ausencia de incentivos a la producción y trabas propias de la economía local, según empresarios del sector. Sin embargo, en el contexto actual, marcado por una menor volatilidad y teniendo en cuenta que el sector está incluido dentro del RIGI, las empresas forestales locales confían en que se podría revertir ese atraso. De hecho, ya hay consultas para invertir en el país y se esperan desembolsos de hasta u$s 3000 millones.

"Con la inclusión del sector forestal en el RIGI y el discurso muy positivo del Gobierno nacional hacia este sector, estamos en condiciones de hacer que la situación actual de estancamiento comience a revertirse. Estamos en un momento bisagra", indicó Claudia Peirano, directora ejecutiva de la Asociación Forestal Argentina (AFOA, reúne a las principales empresas del sector).

Sucede que, a diferencia de países de la región, como Uruguay, Chile o Brasil, que en los últimos 20 años y luego de políticas que impulsaron la actividad, pasaron de ser actores marginales en este mercado a liderarlo por completo, la última fábrica que se instaló en la Argentina -una filial de la chilena Arauco- lo hizo hace más de 40 años. 

En el caso de Brasil, por ejemplo, pasó de no tener incidencia en el mercado de pasta celulósica a fabricar el 40% de ese producto a nivel mundial. Uruguay, por su parte, no tuvo actividad forestal hasta 1990, cuando permitió la instalación de tres plantas de celulosa que, actualmente, le permiten realizar exportaciones por hasta u$s 4000 millones por año.

Sin embargo, tanto el suelo como las condiciones climáticas de la región mesopotámica -abarca Misiones, Corrientes y Entre Ríos y es la zona en la que se desarrolla esta actividad- son la garantía de que las empresas argentinas tienen una gran ventaja competitiva respecto al resto de los jugadores de los países de la región, ya que cuentan con una alta velocidad de crecimiento de los cultivos.

El sector local tiene zonas de alta productividad forestal que permiten turnos de corta de nueve a 15 años en promedio mientas que en otros países puede demandar de 45 años a 70 años, como es el caso de Canadá o los bosques nórdicos.

Estas condiciones, sumadas a la estabilidad macroeconómica y a los incentivos fiscales que incluye el RIGI, indicó el comunicado de la asociación que reúne a empresas como Arauco Argentina, Acon Timber, Establecimiento Las Marías, Forestadora Tapebicuá y Celulosa Argentina, podrían reactivar el desarrollo de la actividad en el país.

"La Argentina puede sumarse a ese club global a partir de la inclusión del sector en la promoción del RIGI y el camino hacia la estabilidad macroeconómica. Es momento de crecer y diversificarse en productos de base forestal; comienza una nueva era con el foco puesto en el bienestar social, económico y ambiental, en concordancia con la era de bioeconomía y economía digital" apuntó la entidad, que, a su vez, forma parte del Consejo Foresto Industrial Argentino (CONFIAR). 

Además, fuentes del sector aseguraron que ya hay consultas concretas sobre las posibilidades de inversiones en el país, ya que las ventajas comparativas para el crecimiento forestal en la Argentina se resaltan alrededor del mundo.

 En la Argentina, la actividad forestoindustrial se compone de tres sectores: la plantación de árboles y extracción de madera, la elaboración de productos de madera y la industria papelera y del cartón. 

A partir de la materia prima, entonces, se desarrollan encadenamientos productivos vinculados a la celulosa y el papel, la bioenergía con la capacidad de generación a partir de pellets, carbón y chips; o las denominadas biorrefinerías de las que se obtienen productos intermedios de síntesis, denominados bloques de construcción en reemplazo de los derivados del petróleo.

El patrimonio de la Argentina consiste en 1,3 millones de hectáreas de plantaciones forestales y 53,6 millones de hectáreas de bosques nativos, y tiene al menos otras 3,7 millones de tierras disponibles para expandir las plantaciones forestales que no afectan sitios de alto valor de conservación, ni compiten con bosques nativos ni con cultivos. El aprovechamiento del recurso hoy le permite al país exportaciones por u$s 550 millones al año; 100 mil empleos directos y 6000 pymes de la cadena.

Destino: Unión Europea

Una de las mayores oportunidades que tienen, tanto los productores argentinos, como los de los países vecinos, es la exportación de productos libres de deforestación a la Unión Europea.

Es que, a fin de año, entrará en vigencia una nueva normativa (EDUR) que aplica a la importación de productos madereros y que demanda requisitos de trazabilidad, certificaciones medioambientales, entre otras regulaciones. 

Si bien el reglamento presenta tanto desafíos como oportunidades para las exportaciones forestales locales, "esto puede representar una gran oportunidad, dado que el sector se encuentra en condiciones de realizar las adaptaciones necesarias para cumplir con los nuevos requisitos".

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