Sin inflación y brecha, las pymes tienen que generar dinero a través de su propio negocio
Las condiciones macroeconómicas de la Argentina cambiaron y hoy las empresas tienen que rebuscárselas para ganar dinero a través de la eficientización de sus propios procesos
Durante el último año, la baja de la inflación, la estabilidad cambiaria y la mayor confianza acerca de la durabilidad de las decisiones gubernamentales pusieron un freno a un sistema de negocios que tenía como actor principal a la inflación y la volatilidad. Eso hacía que muchas compañías se rentabilizaran a través de alternativas financieras y dejaran de lado cuestiones troncales como la eficiencia, las ecuaciones de costos y la productividad.
Luis Affranchino, director académico de Ucema Pymes, comentó: "Los desarreglos en la economía generaron un contexto para el cual la pyme se fue adaptando constantemente. Este cambio o reordenamiento de la economía está generando un escenario distinto al que muchas empresas venían llevando en los últimos 10, 20 años, por lo que el impacto es alto".
Hoy, con una inflación controlada y sin brecha cambiaria, los empresarios pyme se esfuerzan por lograr altos niveles de competitividad de la mano de la eficiencia interna y la reducción de costos.
"Estamos en la batalla del margen bruto. Esto es, una caída considerable del volumen, propio de la baja del nivel de actividad por el retiro del estado de muchos lugares, que hace que el precio sea muy sensible, por lo que no se lo puede modificar dado que el volumen puede seguir cayendo", explicó.
Entonces, continuó, "el precio queda fijo, pero empieza a haber aumentos en los costos. En este caso, son los salariales, que el precio no puede corregir. Esto genera una caída fuerte en el margen bruto de las actividades. Entonces, hay menos margen bruto, pero más peso de la estructura, conformada por costos indirectos también".
De esta manera, se dio un "doble impacto sobre los márgenes de rentabilidad que han llevado a muchas empresas a estar en zona de equilibrio, con ganancias muy bajas".
Adiós a los atajos
Además, resaltó que había ciertos atajos que se presentaron en el contexto anterior y que tenían que ver con la inflación, con la brecha cambiaria y con los préstamos subsidiarios. "En estos casos, las pymes se habían generado ciertas habilidades para hacer negocios en esas situaciones, por ejemplo con el stock, que cubrían ineficiencias operativas o, con la brecha cambiaria, que los importadores compraban a un dólar y vendían a otro".
El ejecutivo comentó que se trataba de oportunidades para generar rentabilidad que los negocios hoy ya no tienen, por lo que necesitan volver a generar competitividad y a ganar dinero con el negocio. "Para esto, naturalmente hace falta un cambio enfocado en brindar competitividad".
El primer paso es resolver cuestiones internas, como la inversión en gestión. "Esto lleva a una primera iniciativa que es la información de gestión para poder tomar decisiones certeras y poder tener la sensibilidad del negocio. Luego, llega el método de trabajo".
Affranchino desarrolló un concepto que llamó el cubo Rubik de la competitividad, porque tiene seis dimensiones. "Tomé el cubo como figura porque todas están relacionadas y cuando una se mueve, impacta en las otras. Una de las características es que no se resuelve solo. No es mágico, hay que moverlo para encontrar la salida", dijo.
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