El truco mental y científico para calmar cualquier dolor utilizando tan sólo tu propio cerebro
Se trata de un método sencillo de implementar y que podría ser de gran ayuda para atenuar los síntomas de dolor.
Nuestra mente es un órgano fascinante, cuyo poder ha desvelado a los científicos desde siempre, que estudian incesablemente su anatomía y funcionalidad con el fin de mejorar nuestra comprensión sobre su magnitud.
En ese sentido, según lo indica la Universidad de Harvard su poder podría extenderse hacia el campo medicinal, pues existen ciertas técnicas o "trucos mentales" que podemos utilizar a nuestro favor para atenuar los dolores. Así, si bien no son sustituto de ningún medicamento sí son una gran herramienta complementaria.
De esta manera, existe uno en particular que es sencillo de replicar y puede contribuir notablemente a atenuar los síntomas de dolor. Aquí te contamos de qué se trata.
Sigmund Freud estaba equivocado: el hallazgo que cambia todo lo que sabemos sobre el psicoanálisis
El truco mental para calmar cualquier dolor utilizando tan sólo tu cerebro
Según lo explica un artículo publicado por la Facultad de Medicina de Harvard, las investigaciones sugieren que como el dolor involucra la mente y el cuerpo, las terapias que promueven la fusión de los dos pueden tener la capacidad de aliviar el dolor o de atenuar la intensidad con la que éste se percibe.
Así, Harvard señala que esta técnica puede ayudar a distraerte y, consecuentemente, anular los síntomas de molestia.
El método en cuestión es la respiración profunda, que se posiciona como un esencial para llevar a cabo cualquier otra técnica. Consiste en inhalar profundamente, mantener la posición durante unos segundos y exhalar después.
Si lo que buscas es concentrarte mejor, puedes ayudarte de una palabra como guía, por ejemplo, inhalar pensando en la palabra "paz" y exhalar pensando en "tensión".
Una vez hayas dominado la respiración profunda, puedes utilizarla para relajarte. La institución señala que la denominada "respuesta de relajación" funciona a modo de antídoto para disminuir la respuesta al estrés. Para ello, cierra los ojos, relaja todos los músculos y concentrarte en la respiración profunda. Así, se indica que cada vez que los pensamientos se abran paso es necesario volver a empezar el proceso.
Finalmente, siéntate en silencio durante uno o dos minutos, deja que regresen tus pensamientos y abre los ojos.