El secreto detrás del chocolate "más sano del mundo": es rico en probióticos y podría prepararse en casa
Científicos desarrollaron una fórmula innovadora que combina prebióticos y probióticos.
El chocolate, ese placer culpable que tantas alegrías nos da, podría dejar de ser tan "culpable" gracias a un reciente descubrimiento.
Un grupo de científicos desarrolló una fórmula para crear un chocolate enriquecido con probióticos y prebióticos que no solo mantiene sus características organolépticas, sino que también es bueno para la salud intestinal.
Este avance promete revolucionar la forma en que consumimos uno de los alimentos más queridos del planeta, transformándolo en un aliado para nuestro bienestar.
Del laboratorio a tu cocina: la ciencia detrás del chocolate saludable
Los científicos lograron incorporar ingredientes prebióticos como el maíz y la miel, junto con probióticos como el Lactobacillus acidophilus La-14 y el Lactobacillus rhamnosus GG, para crear un chocolate "simbiótico" que favorece el equilibrio de nuestro microbiota intestinal.
Lo más sorprendente es que, a diferencia de intentos anteriores, esta nueva fórmula requiere un procesado mínimo, lo que facilita su elaboración incluso en condiciones caseras.
La diferencia entre prebióticos y probióticos: un equilibrio perfecto
Para entender mejor el alcance de este descubrimiento, conviene aclarar la diferencia entre prebióticos y probióticos.
Los prebióticos son alimentos que aportan nutrientes a nuestro microbioma intestinal, actuando como "fertilizantes" para las bacterias beneficiosas que ya habitan en nuestro sistema digestivo.
Por otro lado, los probióticos son organismos vivos que, después de ser ingeridos en cantidades adecuadas, confieren beneficios para la salud del huésped, principalmente mejorando la función digestiva.
Una revolución para los amantes del chocolate
Este avance representa un punto de inflexión para los consumidores que buscan disfrutar del chocolate sin los efectos negativos asociados a su alto contenido en azúcares y grasas.
El estudio, publicado en la revista ACS Food Science & Technology, demuestra que los probióticos añadidos a estas nuevas formulaciones pueden sobrevivir hasta 125 días de almacenamiento y resistir más de cinco horas en condiciones similares a las del estómago humano.
Esto significa que las bacterias beneficiosas llegarán vivas a nuestro intestino, donde podrán ejercer sus efectos positivos sobre nuestro microbiota.
Un hallazgo crucial, ya que muchos probióticos comerciales no logran superar la barrera ácida del estómago, perdiendo gran parte de su eficacia.
Cinco fórmulas, infinitas posibilidades
El equipo de investigación no se limitó a crear una única versión del chocolate saludable, sino que desarrollaron cinco fórmulas diferentes para comparar sus propiedades.
La primera, que servía como referencia, contenía los ingredientes tradicionales del chocolate: manteca de cacao, cacao en polvo y leche en polvo.
Las otras cuatro incorporaban combinaciones de prebióticos (maíz y miel), probióticos (Lactobacillus acidophilus La-14 o Lactobacillus rhamnosus GG) y aditivos para dar sabor (canela o naranja).
Características técnicas: un producto científicamente validado
Las pruebas realizadas por el equipo de investigación no se limitaron a aspectos nutricionales, sino que también evaluaron parámetros físicos y sensoriales cruciales para la aceptación del producto por parte de los consumidores.
Uno de los factores más importantes fue el contenido de grasa, ya que de éste depende en gran medida la textura característica del chocolate.
Los resultados mostraron que todas las fórmulas mantenían esta característica de forma consistente, aunque se observaron algunas diferencias entre el chocolate convencional y los simbióticos.
Por ejemplo, las versiones que incorporaban naranja presentaban un pH más bajo (mayor acidez), mayor humedad y niveles proteicos superiores en comparación con el resto.
También se detectó que los cuatro chocolates simbióticos perdían algo de consistencia, lo que los hacía menos crocantes, pero sin llegar a comprometer su palatabilidad.