Día de la Virgen María: a qué hora se deben prender las velas en la noche de las velitas
Este 7 y 8 de diciembre la comunidad católica en el mundo entero celebra el Día de la Virgen María y lo hace con un alumbrado público llamado la Noche de las velitas.
México es uno de los países con una población por encima del 77% que adhiere al catolicismo. Entre las tradiciones de la Iglesia Católica está la creencia de que la Virgen María, madre de Jesús, hijo de Dios, concibió el líder espiritual católico sin "mancha ni pecado original". En ese medida, los creyentes celebran la Solemnidad de la Inmaculada Concepción con la Noche de las Velitas.
Cada 7 de diciembre los creyentes católicos salen a sus pórticos y calles para encender cientos de velitas de todos los colores, pero en especial blancas y celestes, los dos colores representativos de la Virgen María.
Esta fecha marca el inicio oficial de las festividades decembrinas entre los adeptos al catolicismo. En otras culturas, es el día en el que también se arma el árbol de Navidad y se encienden las luces navideñas.
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Esta es la hora se deben encender las velitas para para Virgen María
La Noche de las Velitas es un momento para la reflexión, para la gratitud y el regocijo ya sea a modo personal o familiar. Las familias disfrutan esta fiesta para elevar plegarias y agradecimientos a la Virgen María, su patrona y madre de Jesús.
Varios países toman el 7 y 8 de diciembre para prender las velitas; sin embargo, la tradición indica que las velitas se deben encender el día 7 de diciembre y permanecer así hasta el 8.
La hora en la que se prenden las velitas puede variar según el país; no obstante, la tradición indica que entre las 7 y las 8 pm es la hora para comenzar a prender las velitas para honrar a la Virgen María.
Oración para la Virgen María en la Noche de las Velitas
En el día de la Virgen María, que no es el mismo día de la Virgen de Guadalupe, se recomienda agradecer y pedir con fe por la protección, la claridad, la renovación y la prosperidad.
Virgen santa e inmaculada, a ti, que eres el orgullo de nuestro pueblo y el amparo maternal de nuestra ciudad, nos acogemos con confianza y amor.
Eres toda belleza, María. En ti no hay mancha de pecado. Renueva en nosotros el deseo de ser santos: que en nuestras palabras resplandezca la verdad, que nuestras obras sean un canto a la caridad, que en nuestro cuerpo y en nuestro corazón brille la pureza y la castidad, que en nuestra vida se refleje el esplendor del evangelio.
Eres toda belleza, María. En ti se hizo carne la palabra de Dios. Ayúdanos a estar siempre atentos a la voz del Señor: que no seamos sordos al grito de los pobres, que el sufrimiento de los enfermos y de los oprimidos no nos encuentre distraídos, que la soledad de los ancianos y la indefensión de los niños no nos dejen indiferentes, que amemos y respetemos siempre la vida humana.
Eres toda belleza, María. En ti vemos la alegría completa de la vida dichosa con Dios. Haz que nunca perdamos el rumbo en este mundo: que la luz de la fe ilumine nuestra vida, que la fuerza consoladora de la esperanza dirija nuestros pasos,que el ardor entusiasta del amor inflame nuestro corazón, que nuestros ojos estén fijos en el Señor, fuente de la verdadera alegría.
Eres toda belleza, María. Escucha nuestra oración, atiende a nuestra súplica: que el amor misericordioso de Dios en Jesús nos seduzca, que la belleza divina nos salve, a nosotros, a nuestra ciudad y al mundo entero. Amén.
El dogma de la Inmaculada Concepción fue proclamado como doctrina oficial de la Iglesia Católica por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854, a través de la bula
"Ineffabilis Deus". Sin embargo, la celebración de la Inmaculada Concepción tiene raíces que se remontan siglos atrás, y la devoción a la Virgen María como "inmaculada" existe desde mucho tiempo antes de la proclamación formal del dogma.