Hallazgo

Un GIGANTE OCULTO por debajo de la Tierra: la montaña más grande del mundo no es visible, pero tiene un fuerte impacto en el clima y los ecosistemas marinos

Este descubrimiento cambió para siempre la comprensión del planeta Tierra.

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En las profundidades del océano Atlántico se esconde una formación geológica colosal, una montaña submarina que supera en escala a cualquier cordillera terrestre. Este descubrimiento cambió para siempre el entendimiento sobre la estructura del planeta y permitió a la comunidad científica comprender cómo los procesos internos de la Tierra influyen directamente en el clima global y en la biodiversidad marina. 

Su existencia, confirmada desde el siglo XIX, sigue siendo fuente de fascinación para investigadores de todo el mundo. 

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La Dorsal Mesoatlántica: una montaña oculta bajo el océano que moldea la Tierra

Formada por la separación de placas tectónicas, la Dorsal Mesoatlántica es una cadena montañosa submarina que recorre el Atlántico de norte a sur y que su descubrimiento fue clave para el mundo científico. Aunque permanece oculta bajo kilómetros de agua, su presencia es tan imponente que atraviesa continentes enteros, separando América del Norte y del Sur de Europa y África. 

La Dorsal Mesoatlántica, una estructura geológica cuyo descubrimiento cambió todo. Foto: Wikimedia Commons.

Se trata de una de las estructuras geológicas más extensas del planeta, con miles de kilómetros de largo y una actividad volcánica constante que crea nueva corteza oceánica.

El origen de esta gigantesca montaña está ligado a la dinámica del magma, que asciende por las grietas del lecho marino y, al enfriarse por el contacto con el agua, forma nuevas capas sólidas. Este proceso convierte a la dorsal en una fábrica geológica activa, que da forma al fondo del océano de manera continua.

Aunque invisible a simple vista, una parte de la Dorsal Mesoatlántica es perceptible en la superficie: en Islandia, la actividad volcánica ha hecho emerger una pequeña fracción de esta cordillera, ofreciendo una ventana directa al fenómeno que ocurre en lo profundo del océano.

Representación de la Dorsal Mesoatlántica con las zonas de fractura. Foto: Wikimedia Commons.

Un descubrimiento que reveló el poder invisible de las montañas submarinas

Fue en 1853 cuando se confirmó la existencia de esta estructura durante los trabajos de instalación de un cable submarino. El hallazgo apoyó las hipótesis del oceanógrafo Matthew Fontaine Maury, quien ya intuía la presencia de una cadena montañosa bajo el océano Atlántico. Este descubrimiento marcó un antes y un después para la geología, ya que permitió avanzar en teorías como la deriva continental y la tectónica de placas.

Uno de los puntos más impresionantes de esta dorsal es la fractura de Romanche, una grieta de casi 8 mil metros de profundidad que demuestra cómo las masas continentales se separaron hace millones de años. Además de sus fracturas profundas, la Dorsal Mesoatlántica se divide en varias ramas, con dinámicas tectónicas distintas entre el norte y el sur.

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Su influencia no se limita al terreno: al alterar las corrientes oceánicas, también participa en la regulación del clima global. Este cinturón submarino es clave en fenómenos como El Niño y en el flujo de las corrientes termohalinas, que transportan calor y nutrientes por todo el planeta.

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