Océanos sin vida: la desoxigenación acuática, el décimo y más aterrador punto de inflexión de la Tierra
Los niveles de oxígeno en el agua son cruciales para la supervivencia de peces, crustáceos, mejillones y otras especies marinas.
En un cruce crucial para la supervivencia planetaria, los científicos han identificado nueve Puntos de Inflexión Ecológicos (PB, por sus siglas en inglés) que representan umbrales críticos para la estabilidad de nuestros ecosistemas.
Lamentablemente, seis de estos límites ya han sido transgredidos debido a la actividad humana.
Recientemente, expertos han sugerido la inclusión de un décimo límite potencialmente devastador: la desoxigenación global de los cuerpos de agua.
Este fenómeno amenaza tanto a lagos como a océanos, poniendo en peligro la vida marina y los servicios ecosistémicos vitales para la humanidad.
La emergencia del décimo límite: desoxigenación acuática
Desde 2009, el concepto de Límites Planetarios ha alertado sobre diversos peligros ambientales, incluyendo el cambio climático.
Recientemente, se ha planteado un nuevo límite: la desoxigenación acuática. Investigaciones indican que los lagos y embalses han perdido entre un 5,5% y un 18,6% de oxígeno en los últimos 45 años, mientras que los océanos han disminuido en un 2%. Estas cifras reflejan un fenómeno preocupante que afecta gravemente la vida acuática en todo el mundo.
El aumento de temperaturas por el calentamiento global reduce la solubilidad del oxígeno en el agua, mientras que el exceso de nutrientes provenientes de la actividad humana fomenta la proliferación de algas.
Esto conduce a un círculo vicioso donde más oxígeno es consumido durante la descomposición de material orgánico, exacerbando la desoxigenación.
La estratificación del agua también se intensifica, limitando aún más la mezcla de capas de agua rica en oxígeno con las profundidades más pobres en este gas vital.
Consecuencias devastadoras en la vida marina y en la humanidad
La desoxigenación acuática no solo amenaza la sobrevivencia de peces, mejillones y crustáceos, sino que también desestabiliza cadenas alimentarias marinas y potencialmente provoca la liberación de gases de efecto invernadero como el óxido nitroso y el metano.
Estos gases potencian el cambio climático, creando un ciclo de retroalimentación negativa que podría tener consecuencias catastróficas para el planeta.
Kevin Rose, profesor del Instituto Politécnico Rensselaer, subrayó la urgencia de abordar las causas fundamentales de la desoxigenación acuática para evitar no solo impactos ecológicos, sino también económicos y sociales a escala global.
Sin una acción inmediata para mitigar el calentamiento global y la escorrentía de paisajes desarrollados, el futuro de nuestros ecosistemas acuáticos y, por ende, de la humanidad en la Tierra, podría estar en peligro.
Los expertos indican que se necesitan políticas ambientales y prácticas sostenibles que protegen los recursos naturales esenciales para las generaciones futuras.