Más allá de las pirámides: el mayor descubrimiento maya en décadas revela detalles desconocidos sobre su civilización

Diez años después de su inicio, dos proyectos arqueológicos han culminado en la apertura de una exposición llamada "El entierro colectivo de Uxul y el fenómeno de la violencia ritual". 

Localizada en el Museo de Arquitectura Maya, dentro del Baluarte de Nuestra Señora de la Soledad en el Centro Histórico de Campeche, esta exhibición invita a los interesados a descubrir detalles inexplorados sobre los rituales de las civilizaciones precolombinas.

Este es uno de los conjuntos de restos humanos mejor conservados en todo el mundo maya, lo cual ha facilitado la reconstrucción de una forma de violencia relacionada con la captura de prisioneros de guerra en la época prehispánica.

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Violencia ritual y entierro colectivo en Uxul

La exposición inédita es organizada por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). 

Por primera vez, este descubrimiento será expuesto junto con los conocimientos derivados de los análisis subsiguientes.

En 2013, durante el Proyecto Arqueológico Uxul, dirigido por los arqueólogos Nikolai Grube de la Universidad de Bonn, Alemania, y Antonio Benavides Castillo del Centro INAH Campeche, el arqueólogo Nicolaus Seefeld descubrió los restos óseos mencionados, así como de varios animales, en el fondo de una cavidad que anteriormente había sido utilizada como depósito de agua y luego como sitio de enterramiento en este sitio arqueológico del sur de la región.

Gracias a las condiciones excepcionales de conservación, fue posible documentar y analizar elementos óseos y tejidos orgánicos que raramente se conservan. 

Asimismo, se realizó un amplio proyecto de conservación que permitió preservar los restos sin borrar las evidencias de la violencia física que experimentaron.

El rol de la violencia en los rituales mayas

Desde el primer momento, se observó que las personas que yacían en la cavidad habían sido asesinadas, desmembradas y depositadas, probablemente, durante el siglo VII d.C. 

De hecho, los esqueletos no se encontraron en su articulación anatómica natural, las piernas y brazos fueron cercenados y casi todos los cráneos estaban dispersos en el lugar, separados de sus torsos.

Entre 2018 y 2021, Nicolaus Seefeld desarrolló un proyecto de investigación, autorizado por el Consejo de Arqueología del INAH y financiado por la Fundación Gerda Henkel, de Alemania, con el objetivo de conocer el origen de los individuos y los motivos de su muerte. 

El análisis osteológico identificó marcas de corte y traumatismos en todas las partes corporales, las cuales reaparecen de manera idéntica y en las mismas posiciones anatómicas. 

Además, la mayoría de las partes corporales fueron expuestas a una fuente de calor indirecta, de aproximadamente 200° C., evitando intencionalmente su calcinación.

Posteriormente, los restos se depositaron simultáneamente en el fondo de la cavidad, sin ofrenda alguna, cubiertos con una tosca masa de grava y, finalmente, sellados con una capa de barro, la cual no muestra alteraciones posteriores, hasta su hallazgo en el siglo XXI.

Migración forzada

Análisis isotópicos de muestras de esmalte dental indicaron que la mayoría de los individuos se desarrollaron en una región situada a 150 kilómetros al sureste de Uxul, en el área del Usumacinta en el estado actual de Chiapas.

Los hallazgos permitieron llegar a conclusiones más precisas sobre la identidad de las víctimas y las posibles causas de su muerte: considerando las representaciones gráficas prominentes de violencia ritual en el periodo maya clásico, una explicación plausible es que muchos de los individuos enterrados, que fueron identificados como migrantes, pasaron su niñez en las Tierras Bajas Mayas del sur. 

Posteriormente, fueron trasladados como prisioneros a la remota región de Uxul, posiblemente como parte de un conflicto bélico.

Pronto también se lanzará un catálogo accesible a través de una base de datos electrónica de acceso libre para difundir los resultados del descubrimiento. Esta herramienta incluirá el contexto arqueológico del entierro y los descubrimientos documentados, además de ofrecer herramientas avanzadas para la visualización de la información.