Esta es la leyenda de Tzukán, la mítica serpiente asociada a los cenotes de Yucatán que tiene su propio santuario
Esta historia invita a explorar un fascinante capítulo de la tradición maya. Conoce de qué se trata.
¿Qué conexión existe entre los impresionantes cenotes de la península de Yucatán y una serpiente que forma parte de la rica mitología de la civilización maya? Por increíble que parezca, hay una relación directa: Tzukán es una legendaria serpiente considerada durante siglos la protectora de los cenotes, cuevas y grutas de esta región mexicana.
Esta historia, respaldada por fuentes oficiales, nos invita a explorar un fascinante capítulo de la tradición maya. Conoce más sobre ella a través de la información que brinda el sitio web National Geographic Latinoamérica.
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La Leyenda de la Serpiente Tzukán
En la cultura maya, los cenotes eran considerados portales sagrados que conectaban el mundo de los vivos con el Xibalba, el inframundo espiritual. Debido a su importancia, estos lugares necesitaban un guardián, y ese rol recaía en la poderosa serpiente Tzukán, conocida por su gran tamaño y misticismo.
La leyenda cuenta que durante la primera sequía del Imperio Maya, hace miles de años, Chaac, el dios de la lluvia, recibió el encargo de recoger agua del subsuelo para abastecer al imperio. A pesar de buscar incansablemente, todos los lagos, ríos y cenotes estaban secos. Exhausto, Chaac decidió descansar sobre lo que pensó era un tronco, pero en realidad era el cuerpo de una enorme serpiente, Tzukán.
Al descubrir la verdadera naturaleza de su asiento, Chaac se sobresaltó. La serpiente, hambrienta, devoró al caballo alado de Chaac de un solo mordisco. Enfurecido, el dios de la lluvia montó sobre Tzukán y la azotó, declarando: "Ahora serás mi montura por haberte comido a mi caballo". Tzukán, también enfurecida, preguntó: "¿Quién eres tú para azotarme?". Chaac se presentó como deidad y le ordenó llevarlo al mar para traer agua a los cenotes secos.
Durante su viaje al mar, a la serpiente le crecieron enormes alas, permitiéndole volar junto a Chaac. Fascinada por la inmensidad del océano, Tzukán expresó su deseo de no regresar a los cenotes, pero Chaac le ordenó cumplir su misión: "Te encargarás de vigilar los cenotes, cuevas y grutas para que nunca les falte el agua. Serás la guardiana del agua y solo cuando seas vieja te permitiré volver al mar".
Al regresar, Tzukán arrojó a Chaac al suelo, pero el dios, con su látigo, provocó un trueno que mató a la serpiente, convirtiéndola en miles de gotas de agua que llenaron los cenotes, cuevas y ríos de Yucatán. Con el tiempo, parte de esta agua se condensó en el fondo de una cueva, tomando nuevamente la forma de una serpiente con alas.
Cada vez que Tzukán intenta volver al mar, se encuentra con Chaac, quien la transforma en lluvia, condenándola a completar un ciclo eterno de muerte y reencarnación para mantener llenos de agua los cenotes, cuevas, grutas y ríos de Yucatán. Esta leyenda simboliza el ciclo natural del agua y la conexión espiritual entre los mayas y su entorno.
Un Santuario en honor a Tzukán
En la actualidad, existe un sitio turístico llamado Santuario de Tzukán, ubicado en la localidad de Pisté, cerca de la famosa ciudad maya de Chichén Itzá. Este santuario permite a los visitantes explorar un cenote conocido como Tzukán y sumergirse en la rica tradición maya a través de rituales místicos, eventos culturales y experiencias gastronómicas inspiradas en la leyenda de la serpiente.
La leyenda de Tzukán no solo enriquece la comprensión de la historia y la mitología maya, sino que también resalta la profunda conexión entre el medio ambiente y la espiritualidad de una civilización antigua, cuya influencia perdura en la cultura y las tradiciones de Yucatán.