Descubre los misterios ocultos del Palacio Hernán Cortés: La enigmática maldición Tlahuica
Revelaciones inéditas que podrían cambiar la mirada cultural hacía el Palacio Hernán Cortés, una de las edificaciones arquitectónicas más emblemáticas de la conquista en México.
El Palacio de Hernán Cortés está ubicado en Cuernavaca, México. Su fascinante historia atrapa, desde turistas, antropólogos, arquitectos, arqueólogos y a amateurs de la historia novohispana. Conoce todos los detalles de los oscuros secretos que esconde su historia.
Construido en el siglo XVI, este monumental palacio, ahora museo, fue el hogar en el que el conquistador español Hernán Cortés eligió para vivir sus últimos días antes de volver a su natal España para finalmente morir.
A escasos dos años de cumplirse 5 siglos desde que se inició su construcción en el año 1526 y tras una remodelación efectuada entre el 2017 y el 2018, el Museo Regional de los Pueblo Morelos, es una fuente de incontables secretos y hallazgos arqueológicos que cautivan la atención mundial.
La majestuosa residencia de Hernán Cortés pasó de ser un palacio a ser una cárcel
La construcción del Palacio de Hernán Cortés inició en el año 1526 y concluyó en 1529. En la actualidad, este monumento histórico hace parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia, INAH.
Este palacio, residencia inicialmente del conquistador y su esposa Juana Zúñiga, sirvió en diversas funciones a lo largo de los siglos. Además de hogar, fue cárcel entre 1747 y 1821, donde incluso José María Morelos estuvo como reo.
En 1855, fue sede del gobierno provisional de la República. Aunque Cortés no vivió para ver la totalidad de su historia, el Palacio de Cortés permanece como un testamento arquitectónico de la época novohispana en México. Hernán Cortés falleció en Castilleja de la Cuesta, España, un 2 de diciembre de 1547.
El oculto pasado de la tierra donde está construido el Palacio de Hernán Cortés
Dice, que aunque la jaula sea de oro, sigue siendo jaula. ¿Estará maldecido el Palacio de Hernán Cortés?
El Palacio de Cortés se erige sobre un pasado tlahuica (1325-1521 d.C.), donde yacía un centro ceremonial y tributario. Este sitio prehispánico, conocido como Tlatlocayacalli, fue aniquilado por los conquistadores, marcando el trágico fin de una era.
El palacio, testigo de la transformación del territorio, refleja la superposición de culturas y la compleja historia que lo llevó a convertirse en un emblemático monumento de la conquista española en México.
Tierras Santas profanadas que marcan una maldición
Durante la expedición a Honduras, el sacerdote Melgarejo, a cargo de los territorios de Cortés en Cuauhnáhuac, erigió una capilla estratégica. Declarándola "tierra santa", buscó resguardarla de confiscaciones por parte de otros conquistadores.
A su regreso, Cortés consolidó sus posesiones, fusionando la capilla con su palacio. Este recurso astuto demuestra la sagacidad política y la voluntad de asegurar sus territorios en medio de tensiones en la América conquistada.
Esclavitud y sometimiento indígena
Hernán Cortés, al dirigir la construcción del Palacio, empleó mano de obra indígena y reutilizó materiales tlahuicas, fusionando culturas.
La inscripción de la fecha de finalización en 1535, según el calendario azteca, destaca la meticulosa planificación que Hernán Cortés llevó a cabo para construir su palacio.
Esta fusión simboliza la transición cultural, donde el antiguo asentamiento tlahuica se transforma en un monumento emblemático, marcando la convivencia de dos eras en la construcción del imperio español en América.
Un error arqueológico histórico que no pasó inadvertido
La tumba descubierta en 1971, vinculada erróneamente al monje Juan Leyva, fue reconsiderada en 2017 por el INAH.
El estudio arqueológico reveló que los restos, que se creían eran del monje Juan Leyva, pertenecen en realidad a una mujer tlahuica de la época prehispánica (1450-1500).
Este hallazgo arqueológico redefine la historia del Palacio de Cortés, sugiriendo que la región albergaba entierros prehispánicos, enriqueciendo la historia del lugar y su conexión con las culturas indígenas anteriores a la conquista.
Se suscita una terrible maldición por parte de las tribus tlahuica que tras 5 siglos aún muestran su presencia y dan a conocer a quienes pertenecían realmente esas tierras.