Crisis de las democracias en América Latina: ¿Sheinbaum y Milei, camino a un punto sin retorno?
En una época marcada por el deterioro de una de cada cinco democracias en el mundo, algunos mandatarios de Latinoamérica parecieran contar con ciertos cheques en blanco para gobernar.
Por Matías Nahuel Castro y María Gracia López Tóffoli
La recta final del 2024 asoma en el horizonte con el inicio de diciembre, y los balances anuales empiezan a aflorar a nivel político y regional. En un año de alto impacto electoral para América Latina, con cambios de gestiones en la mayoría de los territorios y perpetuidad en el poder en ciertos otros, el rumbo que han tomado un gran número de gobiernos a lo largo y ancho del continente expone una falencia generalizada: democracias en jaque.
Ejemplos resonantes como Cuba, Venezuela y Nicaragua, donde prevalecen los regímenes autoritarios, se explican por sí mismos desde hace ya un tiempo. No es el caso de otros estados, donde la voluntad popular se ha hecho oír en comicios presidenciales pero son los propios mandatarios quienes con sus gestiones están diluyendo la narrativa del estado de derecho como un pilar de las democracias maduras. Líderes como Javier Milei, Claudia Sheinbaum y Nayib Bukele, ¿se encaminan en ese sentido?
Indicadores que dan qué hablar
Diversos informes corroboran esto. Tres de los grandes indicadores de democracia vienen en caída desde hace al menos una década. El instituto V-Dem observa que "la autocratización sigue siendo la tendencia dominante", Freedom House identifica un "amplio" deterioro de la libertad mundial y Economist Intelligence Unit (EIU) describe una "tendencia general de regresión y estancamiento" de la democracia mundial.
Las cifras de V-Dem indican que la puntuación media de los países ha caído al nivel más bajo desde 1998, mientras que la media mundial de EIU ha alcanzado un nuevo mínimo desde su primer informe de 2006. El índice de Freedom House también registra un 18º descenso consecutivo de la libertad mundial.
V-Dem informa de que la mayoría de la población mundial, el 56% (o 5,700 millones de personas), vive en países clasificados como "autocracias electorales o cerradas", frente al 48% de hace diez años. Freedom House y la EIU informan de tendencias similares. En el informe de Freedom House, el 38% de la población mundial vive en países clasificados como "no libres", el 42% como "parcialmente libres" y sólo el 20% como "libres". Más de 1 de cada 5 personas en el mundo vive en países que registraron un retroceso anual.
América Latina: el ejemplo más claro
América Latina, lastimosamente, también está anclada en esta tendencia. El caso del Presidente de El Salvador es uno de los que más polémica ha despertado desde su llegada democrática al poder en 2019, con sus políticas para combatir la violencia y las maras que lideran el crimen organizado en el país.
El régimen de excepción instaurado en 2022 le ha valido no solo múltiples denuncias de organismos de Derechos Humanos alrededor del mundo, como Human Rights Watch y la Comisión Interamericana de DD.HH. (CIDH), sino también el cuestionamiento de un sector de la población que gobierna.
Así y todo, los números impactantes que ha cosechado hablan por sí solos: en 2015, el año más violento del que se tenga registro para El Salvador, la tasa de homicidios alcanzó los 106.3 por cada 100,000 habitantes. Tan solo 8 años después la tasa se desplomó hasta los actuales 2.4, lo que representa una baja de casi 100 puntos según los reportes oficiales del Gobierno.
En esta línea, Bukele proyecta para 2024 una baja incluso más pronunciada, con una tasa de 1.8 crímenes por la misma cantidad de ciudadanos. Los métodos altamente cuestionados no primaron por sobre los resultados cosechados, siendo que logró ser reelegido democráticamente a comienzos de este año.
México y Argentina: ¿se encaminan en el mismo sentido?
Casos más recientes como los de Claudia Sheinbaum y Javier Milei, que aún no llegan al año al frente de sus respectivos mandatos, han expuesto con distintas medidas una cierta desestabilización en uno de los pilares de las democracias liberales: la división de poderes. A pesar de ubicarse en las antípodas ideológicas, los Presidentes de México y Argentina -respectivamente- han conseguido hacer del Ejecutivo la única voz de voto y decisión.
En cuanto a la mandataria mexicana, la polémica reforma judicial que avaló de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y que impulsa la elección popular y extraordinaria de ministros, magistrados y jueces, ha conducido a distintos pronunciamientos en contra de esta decisión y a favor de una mayor independencia de poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
No obstante, el rechazo a nivel internacional no se condice con la opinión pública, que a principios de noviembre, según un relevamiento realizado por la encuestadora brasileña Atlas y la agencia Bloomberg, ha ubicado a la ex gobernadora de Ciudad de México como la líder con mejor imagen en la región latinoamericana (un 66.7% de aprobación).
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Cabe destacar que su llegada al poder se da en un contexto de aumento promedio del salario real en sectores de la población con menores ingresos, de acuerdo a datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y promesas de lucha contra el narcotráfico, flagelos que desde tiempos inmemoriales azotan al territorio azteca.
En el otro extremo ideológico, a poco más de una semana de cumplir 365 días de mandato, Javier Milei no ha pasado desapercibido en su primer año como Presidente. Al momento, lleva firmados casi 50 Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) y dos vetos, relacionados a las leyes de Movilidad Jubilatoria y de Financiamiento Universitario.
El poder del Congreso, en este aspecto, pareciera haber quedado pintado frente a un Ejecutivo que en casi doce meses logró concretar una de las promesas de campaña más firmes: un dólar estable y la caída sostenida de la inflación mensual.
Democracias 2.0
No es casualidad que este tipo de gestiones se desarrollen en una época en que una de cada cinco democracias en el mundo se deteriora lentamente, según datos publicados por el think tank Our World in Data. ¿Será el nacimiento de un nuevo tipo de democracia?
Los mandatos que se consolidan actualmente en América Latina parecieran contar con ciertos cheques en blanco a la hora de gobernar. Sin dudas que aún resta tiempo para cerrar los balances del año, aunque ejemplos como los de El Salvador, México y Argentina conducen a buscar respuestas ante una pregunta que se sostiene: ¿el fin justifica los medios en las democracias? Dependerá de los votantes en los próximos años definir esto.