Salud

Cuidá tu cerebro: los 4 hábitos diarios que pueden estar afectando tu memoria, según la neurociencia

Un reconocido experto nos cuenta sobre cuatro costumbres que, en vez de favorecer la memoria, nos juegan en contra.

 Con el transcurso de los años, acumulamos una gran cantidad de información en nuestro cerebro, lo que dificulta su organización y la asimilación de nuevos datos. Mantenerlo activo, puede ralentizar significativamente este declive de nuestra memoria

Sin embargo, el profesor Ranganath, de la Universidad de California, advierte sobre al menos cuatro prácticas cotidianas que pueden estar afectando nuestra capacidad de memoria.

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¿Cuáles son los 4 hábitos diarios que pueden estar afectando tu memoria?

Si bien tener diferentes hábitos pueden mejorar nuestra memoria, algunas prácticas también pueden estar afectando al funcionamiento de nuestro cerebro. 

Según el especialista citado en un artículo del sitio Saber Vivir Tve, estos son los 4 hábitos diarios: 

  • Hacer muchas tareas a la vez: el fenómeno del multitasking, tan alabado en la era moderna, impacta negativamente en la corteza prefrontal, la región cerebral dedicada al análisis y la toma de decisiones.

    Al intentar realizar múltiples tareas simultáneamente, sobrecargamos esta área del cerebro, lo que a la larga puede disminuir su eficiencia y afectar nuestra capacidad de concentración y desempeño cognitivo.

    La recomendación de los expertos es enfocar nuestra mente en una sola tarea a la vez. Esta práctica no solo permite una mejor organización mental y una ejecución más efectiva de las actividades, sino que también reduce el estrés y la ansiedad asociados con el intento de hacer demasiado en poco tiempo.

    El multitasking puede parecer útil, pero a la larga, perjudica la capacidad de concentración y toma de decisiones. (Foto: archivo)
    Además, es beneficioso incorporar momentos de descanso y desconexión durante la jornada laboral. Tomarse unos minutos para meditar, dar un paseo o simplemente dejar que la mente divague puede mejorar la claridad mental y la creatividad. 

  • No dar prioridad a las horas de sueño: a medida que envejecemos, es común que las horas de sueño se vean afectadas tanto en cantidad como en calidad. Sin embargo, el descanso adecuado sigue siendo fundamental para el bienestar físico y mental.

    La recomendación de los expertos es asegurar un mínimo de siete horas de sueño por noche para adultos, aunque las necesidades individuales pueden variar ligeramente. Además, es importante establecer rutinas saludables que favorezcan un sueño reparador.

    Al alcanzar las fases de sueño profundo necesarias, el cerebro consolida la información y los recuerdos, lo que contribuye a un mejor rendimiento cognitivo y una mayor capacidad de concentración durante el día. 

    Dormir es esencial para renovar el cuerpo y fortalecer la memoria. (Foto: archivo)

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  • Realizar actividades monótonas: cuando realizamos actividades monótonas, nuestro cerebro no logra establecer conexiones sólidas entre los recuerdos y los contextos en los que se formaron.

    Esta falta de asociación con el momento, el lugar y el contexto dificulta la retención de la información en nuestra memoria episódica, que es crucial para recordar experiencias pasadas.

    Al interactuar con personas diferentes, explorar lugares nuevos y enfrentarnos a desafíos, proporcionamos a nuestro cerebro una amplia gama de estímulos que facilitan el proceso de almacenamiento y recuperación de la información.

    Además, al romper con la monotonía y la rutina, fomentamos la plasticidad cerebral, que es la capacidad del cerebro para adaptarse y cambiar a lo largo del tiempo.

    Es crucial diversificar nuestras rutinas y buscar nuevas experiencias para estimular la memoria. (Foto: archivo)

  • Sentirse seguro de los recuerdos: cuando nos enfrentamos a la tarea de recordar múltiples nombres, conceptos o información compleja, es común experimentar una sensación de seguridad en nuestra capacidad de retención. Sin embargo, esta confianza puede ser engañosa, ya que tendemos a sobreestimar lo que realmente hemos memorizado.

    Es por eso que es fundamental someter nuestra memoria a pruebas periódicas y desafiantes. El repaso regular de la información, especialmente después de un intervalo de tiempo, es una estrategia efectiva para consolidar los recuerdos y fortalecer su retención a largo plazo.

     Además, identificar los puntos débiles en nuestra memoria nos permite enfocar nuestros esfuerzos en reforzar esas áreas específicas y mejorar nuestra capacidad de recordar con precisión.


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