Ursula von der Leyen dice que el acuerdo UE-Mercosur está en "la recta final"
La presidenta de la Comisión Europea viajó a la cumbre del bloque sudamericano mientras se ultiman los detalles del pacto.
A su llegada a Uruguay para reunirse con los líderes de la Cumbre del Mercosur, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, declaró que "la línea de meta está a la vista" para un acuerdo comercial entre la Unión Europea y los países sudamericanos que lleva mucho tiempo aplazado. "Vamos a trabajar... Tenemos la oportunidad de crear un mercado de 700 millones de personas", dijo en un post en X el jueves. "La mayor asociación de comercio e inversión que el mundo jamás ha visto. Ambas regiones se beneficiarán".
Bruselas está decidida a abrir nuevos mercados para sus fabricantes de automóviles y otras empresas industriales mientras luchan contra la competencia barata de China y la amenaza de aranceles del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
Pero Francia, cuya agitación política continúa tras el colapso del gobierno, ha estado reuniendo a otros estados miembros para oponerse al acuerdo con el bloque comercial Mercosur, que se acordó en principio en 2019 después de años de conversaciones.
El presidente Emmanuel Macron afirma que el acuerdo perjudicaría a los agricultores franceses, que se verían perjudicados por los alimentos producidos con estándares más bajos, así como a la selva amazónica.
El Mercosur -integrado por Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia- también es frágil, pero con el regreso de Trump a la Casa Blanca tiene interés en vender más carne vacuna y productos industriales en la UE.
Los grandes productores de soja y carne, como Argentina y Uruguay, también quieren evitar depender demasiado de China, cada vez más asertiva en política comercial.
El acuerdo le ahorraría a las empresas europeas más de 4000 millones de euros (u$s4200 millones) anuales en aranceles, según los cálculos de
Bruselas. Las empresas de la UE invierten 330.000 millones de euros (u$s350.000 millones) en el quinteto del Mercosur.
Ignacio Bartesaghi, director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica de Uruguay, dijo que el acuerdo no estaba garantizado. Pero el Presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, estaba tratando de bajar las tensiones al interior del Mercosur provocadas por el presidente libertario argentino, Javier Milei, y "quiere mostrar algún tipo de éxito".
Milei ha expresado su desdén por el bloque y se espera que aproveche la cumbre de dos días para exigir una relajación de sus normas de comercio exterior.
Un ministro de un país del Mercosur dijo que las conversaciones continuaban. "Depende más que nada de la UE", afirmó.
El Primer Ministro polaco, Donald Tusk, se opuso recientemente al acuerdo en su forma actual. Austria se ha comprometido a votar en contra, y el Parlamento neerlandés también ha aprobado una resolución condenándolo. Sin embargo, para reunir los votos suficientes para bloquear su aprobación, Macron debe reclutar a otro gran Estado miembro como Italia.
"Si los italianos se suman, no hay minoría de bloqueo, y estaremos a salvo", dijo un alto funcionario de la UE.
Thierry Mariani, eurodiputado de la ultraderechista Agrupación Nacional, que ayudó a derribar el Gobierno francés el miércoles, se burló de Macron. "Es obvio que a Von der Leyen no le importa la posición de Francia. Pero, ¿a quién le importa todavía en Bruselas las posiciones defendidas por Macron?", publicó en X.
Funcionarios de la UE y del Mercosur regateaban en Montevideo los últimos puntos.
Martin Kocher, Ministro de Economía austríaco, le dijo al Financial Times que se habían mantenido conversaciones con Bruselas sobre un mecanismo de compensación de la UE para los ganaderos de carne vacuna, independiente del propio acuerdo con Mercosur. Este mecanismo se pondría en marcha si se detectaran distorsiones en el mercado y permitiría efectuar pagos.
Alemania, España y muchos otros Estados miembros han insistido mucho en este acuerdo.
El acuerdo se vio frenado en un primer momento por la insistencia de la UE en una declaración que incluyera compromisos vinculantes de protección de los bosques y lucha contra el cambio climático. Las conversaciones se aceleraron con el regreso de Lula el año pasado, aunque éste quería más protección para la industria brasileña, incluidos los fabricantes de vehículos eléctricos.
Los agricultores europeos y las asociaciones ecologistas ya han prometido movilizarse contra el acuerdo. Afirman que los agricultores del Mercosur dañan el medio ambiente y no tienen que cumplir las mismas normas de trato a los animales y uso de pesticidas.
La ratificación en la UE no es sencilla. Cuatro o más Estados que representen al menos el 35% de la población de la UE podrían bloquearlo. También tendría que obtener la aprobación del Parlamento Europeo. El proceso podría durar hasta un año.
Después entrarían en vigencia los capítulos relativos al comercio de mercancías. Otros ámbitos, como la inversión, lo harían si los 27 parlamentos nacionales estuvieran de acuerdo, lo cual es casi imposible.
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