La fiebre mundial del cobre atrae a los inversores hacia los yacimientos sin explotar de Argentina
Los grupos mineros están dispuestos, finalmente, a dar su apoyo a pesar a las dificultades logísticas y la incertidumbre sobre la economía del país.
Acceder al cobre en Taca Taca, un yacimiento de este metal en el inhóspito noroeste de Argentina, es una tarea colosal. La mena de cobre de baja ley (0,5%) se encuentra a varios cientos de metros bajo un desierto de dunas rojas, volcanes y lagos salados, similar a Marte. Se encuentra a 3600 metros sobre el nivel del mar y a siete horas de viaje desde Salta, la ciudad más cercana.
Para alcanzar el objetivo de producir un millón de toneladas de concentrado de cobre al año, First Quantum Minerals, empresa que cotiza en la Bolsa canadiense y propietaria de Taca Taca, debe retirar 250 millones de toneladas de roca estéril, abastecerse de la energía necesaria para una gran ciudad y reconstruir una línea de ferrocarril en mal estado hasta la costa del Pacífico chileno. La construcción costará unos u$s3600 millones.
Los mineros del cobre no han querido hacer una apuesta tan grande en Argentina, un país que ha sufrido décadas de inestabilidad macroeconómica y dramáticos vaivenes políticos. Como consecuencia, Argentina casi no ha producido cobre, a pesar de compartir la geografía andina que ha convertido a su vecino Chile en el mayor productor mundial, con 5 millones de toneladas anuales.
Pero la situación está cambiando. El cobre es un componente clave para las redes eléctricas, las turbinas eólicas y otras tecnologías de transición energética. Al mismo tiempo, la escasez de nuevas minas ha puesto al mundo en camino a un déficit de 7,7 millones de toneladas anuales en 2034, según la empresa de inteligencia empresarial CRU Group.
Esta escasez está atrayendo finalmente la atención del sector hacia Argentina, en un momento en que el Presidente Javier Milei está introduciendo reformas de libre mercado e incentivos a la inversión diseñados para atraer a los inversores extranjeros.
"Argentina es la próxima frontera para el crecimiento del cobre", afirma Tristan Pascall, CEO de First Quantum Minerals, quien añade que las reformas del Gobierno sitúan a la industria argentina en la senda "de una expansión apasionante y sostenida durante muchas décadas".
Taca Taca, que está a la espera de que el gobierno de Salta apruebe su evaluación de impacto ambiental antes de buscar un socio financiero, es uno de los seis proyectos de cobre en fase avanzada de desarrollo en el noroeste de Argentina.
Sin embargo, hay obstáculos que superar antes de que esos proyectos se hagan realidad. La economía argentina, asolada por la crisis, tendría que atraer inversiones por alrededor de u$s20.000 millones y modernizar infraestructuras de transporte y energía que se encuentran en un estado lamentable. Sin embargo, si los seis proyectos tuvieran éxito, la producción de cobre superaría el millón de toneladas a principios de la década de 2030 y las exportaciones alcanzarían los u$s6000 millones anuales, según la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM). Eso catapultaría al país entre los 10 mayores productores del mundo.
"Es un escenario optimista pero factible", afirma Nicolás Muñoz, analista de suministro de cobre de CRU. "El mundo quiere proyectos de cobre greenfield y Argentina tiene un número llamativo de ellos".
Los analistas afirman que el cobre podría suponer un mayor impulso a largo plazo para la economía del país que el litio, más volátil desde el punto de vista financiero. Cuatro nuevas minas de litio habrán entrado en funcionamiento a finales de 2024, pero la caída de los precios mundiales ha paralizado varios proyectos.
Los inversores han dado muestras de estar dispuestos a apostar por el cobre argentino. En julio, BHP, la mayor minera del mundo, anunció que invertiría u$s2100 millones para producir cobre en la provincia de San Juan, en asociación con la canadiense Lundin. El acuerdo se produjo nueve semanas después de que BHP perdiera su intento de ampliar su acceso al cobre mediante la compra de Anglo American.
"La decisión de una empresa tan grande es una señal muy clara de la credibilidad del país y de la calidad de nuestros recursos", dijo Luis Lucero, secretario de Minería de Argentina. "Sabemos que tenemos que acompañar a las mineras con una buena gestión [pero] su voto de confianza animará a otros inversores a seguir el mismo camino".
Cuando Argentina adoptó su moderno código minero en 1995 y abrió la mina de cobre de La Alumbrera dos años después, parecía que la industria del cobre despegaría pronto. Pero ese impulso se esfumó y, mientras Chile y Perú experimentaban un auge, no se abrieron más proyectos de cobre en Argentina. La Alumbrera cerró en 2018.
Los mineros culpan a los erráticos cambios de política. Dicen que las autoridades a veces han desvirtuado las reglas fiscales del código, lo que resultó en litigios prolongados e impuestos más altos de lo esperado. Argentina impuso estrictos controles de divisas y capitales en 2011, mientras que algunos líderes del peronismo, que ha gobernado durante gran parte de las dos últimas décadas, se oponía a la minería por motivos medioambientales.
En los últimos años, sin embargo, las cosas han cambiado. Según los analistas, Perú y Chile han perdido parte de su brillo, al disminuir su oferta de proyectos totalmente nuevos y aumentar la oposición política a la minería.
Mientras tanto, el Congreso argentino aprobó en junio un plan de incentivos para inversiones superiores a u$s200 millones, que ofrece a las empresas estabilidad fiscal, exención de controles de capital para una parte de los beneficios y acceso a arbitraje internacional.
"Es muy robusto; es muy claro sobre cómo funcionan los sistemas, lo que está explícitamente permitido", dice Michael Mending, vicepresidente de McEwen Copper, que está desarrollando el proyecto de cobre Los Azules en la provincia de San Juan. "También limita lo que los futuros gobernantes pueden hacer para influir negativamente [en un proyecto]".
Pascall, de First Quantum Minerals, cuya emblemática mina de cobre de u$s10.000 millones en Panamá cerró abruptamente el año pasado en medio de una ola de protestas antimineras, afirma que con el régimen, "Argentina parece abrirse para los socios adecuados", lo que debería facilitar la búsqueda de financiación para Taca Taca.
Los mineros también señalan un creciente consenso político en apoyo de la minería. Los tres principales candidatos presidenciales en la campaña electoral de Argentina del año pasado promocionaron la minería como una forma de impulsar el suministro crónicamente bajo de divisas del país y estabilizar su economía.
Aun así, sería difícil poner en marcha a la vez los seis proyectos avanzados, afirma Roberto Cacciola, presidente de la CAEM. La mayoría requerirá cientos de kilómetros de nuevas rutas, varios miles de trabajadores altamente calificados y nuevas infraestructuras de generación y transmisión de energía.
"Habrá una crisis de crecimiento", afirma Cacciola. "Y debemos tener cuidado de que la crisis de crecimiento no se convierta en algo que realmente socave [nuestro beneficio competitivo]".
Muñoz, de CRU, dice que las empresas mineras necesitarán que se levanten los controles de divisas y de capital antes de iniciar la construcción. "La inversión previa a la construcción es una cosa, de cientos de millones, pero la verdadera prueba llegará cuando un minero esté listo para empezar a construir", dice. "¿Estará la economía en el lugar adecuado para que pongan miles de millones?".
Carlos Saravia Frías, abogado especializado en minería, coincide en que los clientes no tomarán decisiones de inversión definitivas antes de que se eliminen los controles. "No creceremos con controles, al menos no en minería", dice. "Pero creo que el mundo esperará a que Argentina supere sus desafíos, porque necesita estos minerales, especialmente el cobre".
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