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Donald Trump 'desatado': cómo será su segundo gobierno

La contundente victoria dejará al expresidente estadounidense sintiéndose reivindicado para seguir adelante con sus planes.

Justo antes de que Donald Trump hablara el mes pasado en Butler, Pensilvania, donde un tirador casi termina con su vida, se emitió un video corto con imágenes de George Washington cruzando el río Delaware durante la guerra revolucionaria.

"¿Cuándo aprenderán?", preguntaba el narrador con voz profunda. "A este hombre no se lo puede parar".

Tras una victoria arrolladora sobre Kamala Harris en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, en las que arrasó en los estados indecisos y obtuvo un sólido liderazgo en el voto popular, el republicano de 78 años va a volver a la Casa Blanca para un segundo mandato.

El regreso de Trump supone la revancha política impresionante de un hombre que dejó el cargo en 2021 caído en desgracia: derrotado por Joe Biden, sometido a juicio político por segunda vez, y ampliamente condenado por tratar de anular las elecciones de 2020 e incitar el ataque del 6 de enero contra el Capitolio estadounidense.

También abre una nueva era para EE.UU. y el resto del mundo, reflejando una fuerte inclinación hacia la derecha en el electorado estadounidense, que no sólo ha abrazado la marca de demagogia de Trump, sino también su agenda nacionalista de "EE.UU. primero".

Trump se sentirá ahora legitimado para seguir adelante con los planes que ha expuesto a lo largo de la campaña: aranceles altos a una amplia gama de importaciones, relaciones más conflictivas con los aliados tradicionales de EE.UU. y una represión masiva de la inmigración ilegal. Trump también puede sentirse libre para aplicar las represalias que ha prometido contra sus enemigos políticos, poniendo a prueba las instituciones democráticas del país.

"EE.UU. nos ha dado un mandato poderoso y sin precedentes", proclamó Trump durante su discurso de victoria en West Palm Beach, Florida, cerca de su mansión de Mar-a-Lago.

A lo largo de la campaña, Trump fue capaz de deshacerse del estigma de todos sus problemas legales, incluida una condena penal en Nueva York y otros cargos estatales y federales.

Se benefició del rechazo del país a las políticas de la Administración dirigida por Biden - Harris, en particular la elevada inflación que se desató bajo su mandato, el aumento de inmigrantes en la frontera sur, su incapacidad para poner fin a las guerras en Ucrania y Medio Oriente, y la percepción de que eran demasiado liberales en cuestiones sociales como los derechos de las personas transgénero.

Trump también fue capaz de superar su mayor viento en contra: la reacción contra los esfuerzos conservadores contra el derecho al aborto tras la sentencia de la Corte Suprema de 2022 que despojó a las mujeres del derecho constitucional a interrumpir un embarazo.

La nueva coalición de derecha, construida por Trump y sus aliados en los últimos meses, se vio impulsada por su fuerte apoyo entre los votantes varones, las subas entre las minorías y una gran ventaja entre los estadounidenses sin estudios universitarios en general. No se tuvo en cuenta la retórica violenta, la misoginia y la xenofobia que impregnan los discursos de Trump.

"Reunimos una coalición de grupos que no se habían identificado necesariamente con el partido republicano y nos fue muy bien con ellos, y eso es lo que nos impulsó a una victoria muy significativa", asegura Pete Hoekstra, presidente del partido republicano de Michigan, en declaraciones a Financial Times en su fiesta en Novi, en las afueras de Detroit. Hoekstra cita el apoyo de miembros de la comunidad de Medio Oriente, así como de miembros del sindicato United Auto Workers y del sindicato Teamsters.

La derrota ante Trump dará paso a un gran proceso de reflexión entre los demócratas, no sólo por su pérdida de atractivo entre los estadounidenses de clase media y baja, sino también por la desafortunada decisión de respaldar primero la candidatura de Biden a la reelección y luego cambiar a Harris a última hora.

Aunque Harris giró hacia el centro político durante su corta campaña, seduciendo a los republicanos anti-Trump y a los halcones de la seguridad nacional al tiempo que adoptaba un enfoque más favorable a las empresas en política económica, muy pocos votantes ocupan ese espacio en un país que se ha vuelto mucho más populista a lo largo de los años.

Los demócratas tendrán que reagruparse ahora en la oposición a la nueva derecha estadounidense bajo Trump, que parece mucho más fuerte que después de las elecciones de 2016. Esta nueva derecha incluye ahora una alianza con Elon Musk, el multimillonario propietario de la red social X, y un heredero potencial en J.D. Vance, el senador de Ohio que se convertirá en vicepresidente, que ha abrazado las opiniones populistas en materia de comercio y política económica, y ha prometido ser más duro con Wall Street.

Trump también se ha acercado más en las últimas semanas a Robert F. Kennedy Jr., el vástago escéptico de las vacunas de la renombrada dinastía política de Massachussetts, que montó su propia campaña a la Casa Blanca antes de apoyar a Trump. Ahora está en la lista para ocupar un cargo en su Administración.

Pero incluso antes de lanzarse a captar a los leales que necesita para dotar de personal a su Administración, Trump se regodeará en su renacimiento político. "Hemos superado obstáculos que nadie creía posible superar", afirmó.

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