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Cómo Donald Trump podría destruir su propio movimiento político MAGA

El presidente estadounidense y sus seguidores se adentran en un territorio nuevo y peligroso. Es probable que los efectos de las medidas económicas determinen su presidencia.

El presidente estadounidense es un genio de la política. Pero también es, según la memorable frase que se le atribuye a Rex Tillerson, su primer secretario de Estado, "un imbécil" cuando se trata de entender la política.

Esta tensión entre el Trump genio y el Trump imbécil es peligrosa para el movimiento "Que Estados Unidos vuelva a ser grande" (MAGA, por sus siglas en inglés) que él creó y dirige.

Como actor político, no se puede negar que Trump posee un genio intuitivo que le ha permitido remodelar por completo la política estadounidense. Ganar un segundo mandato por un margen decisivo le ha dado una autoridad absoluta dentro de su partido. Por ahora, Trump puede hacer lo que quiera. El problema es que lo que quiere puede ser muy perjudicial para EEUU.

El ejemplo más evidente de la naturaleza autodestructiva de las políticas de Trump es su obsesión por los aranceles. El presidente estadounidense no puede o no quiere entender que los aranceles los pagan los importadores y que gran parte del costo será transferido a los consumidores. También considera que la imprevisibilidad es una virtud. Así que los aranceles se imponen, se levantan y se vuelven a imponer, aparentemente por capricho. El resultado es que las empresas no pueden planificar con antelación y que los consumidores y los inversionistas están muy inquietos.

Importaciones

En el primer mandato de Trump, cuando su autoridad política era más débil y sus asesores más convencionales, los ayudantes del presidente pudieron desviar algunas de sus peores ideas. Los funcionarios a veces ignoraban o reinterpretaban sus instrucciones, o incluso retiraban papeles de su mesa, con la intención de contener sus instintos.

Pero en el segundo mandato, el presidente se ha rodeado de aduladores que quieren "dejar que Trump sea Trump". Howard Lutnick, su secretario de comercio, nos asegura que Trump es "el líder más importante, más inteligente y más capaz del mundo". Así, el presidente puede impulsar políticas que probablemente perjudiquen a la mayoría de los estadounidenses de forma directa y tangible.

Trump ha hecho muchas cosas indignantes en el pasado, como intentar anular el resultado de las elecciones presidenciales de 2020. Pero pocas de sus acciones anteriores afectaron la vida cotidiana de los estadounidenses comunes y corrientes. Provocar una recesión, una mayor inflación o una caída de la bolsa sería diferente. Alrededor del 60 por ciento de los estadounidenses poseen acciones, a menudo en sus fondos de jubilación. Muchos estarán consternados por la reciente caída de los precios de las acciones. La confianza de los consumidores también está cayendo, conforme aumentan las expectativas de inflación.

La economía fue el tema más importante para los votantes en las últimas elecciones. Pero las valoraciones de Trump por su gestión de la economía ya se han vuelto negativas. El efecto de los recortes de la plantilla federal seguramente impactará a trabajadores y estados más allá Washington provocando sufrimiento para más estadounidenses. Los posibles recortes de la seguridad social o de las prestaciones sanitarias financiadas por el gobierno también afectarían a millones de personas.

Enfrentarse a los vecinos y aliados de EEUU puede parecer un asunto que el votante promedio puede ignorar. Pero amenazar con anexionarse Canadá (otra idea estúpida) ha iniciado una guerra comercial innecesaria con un vecino pacífico. Si los canadienses toman represalias subiendo el precio de las exportaciones de petróleo o electricidad a EEUU, los estadounidenses comunes y corrientes sufrirán las consecuencias. Los aranceles a México también podrían elevar los precios de los supermercados. Alrededor del 50 por ciento de la fruta importada por EEUU procede de México. Las ganancias de las tres grandes compañías automovilísticas estadounidenses podrían desaparecer con un arancel del 25 por ciento sobre las importaciones procedentes de Canadá y México.

Es probable que los efectos económicos de las políticas de Trump determinen el futuro de su presidencia. Pero Trump también está poniendo en peligro a los estadounidenses de otras maneras. Despedir a agentes del FBI y oficiales de inteligencia - y nombrar a teóricos conspiranoicos como director de inteligencia nacional y jefe del FBI - es una receta para un eventual desastre de gran repercusión. Poner a otro teórico conspiranoico, Robert F Kennedy Jr., a cargo del departamento de salud crea otra serie de peligros obvios.

Ver a Trump darle rienda suelta a su imbécil interior en el gobierno estadounidense me recuerda una predicción que escuché de un prominente empresario estadounidense en enero. "Si Trump hace la mitad de las cosas que promete hacer, todo esto va a estallar. Y va a desacreditar a MAGA durante una generación".

El mecanismo obvio para un estallido sería una enorme derrota de los republicanos en las próximas elecciones. Pero faltan casi dos años para las elecciones de mitad de período. Trump y sus secuaces pueden hacer mucho daño a las instituciones estadounidenses, incluyendo al sistema electoral, en ese tiempo. Si la administración empieza a errar de forma evidente, es probable que Trump responda con una cacería de chivos expiatorios y un aumento del autoritarismo.

Pero la experiencia en otras democracias dañadas es que incluso un sistema parcialmente amañado puede funcionar lo suficientemente bien como para infligir derrotas electorales a los populistas de extrema derecha. Jair Bolsonaro perdió las elecciones presidenciales brasileñas de 2022 (y ha sido acusado de intento de golpe de Estado después). El partido polaco Ley y Justicia perdió el poder en las elecciones de 2023. El húngaro Viktor Orbán, primer ministro desde 2010 y muy admirado por el movimiento MAGA, va a la zaga en las encuestas de cara a las elecciones previstas para el próximo año, mientras la economía húngara se encuentra en apuros. El fin de semana hubo manifestaciones contra Orbán en Budapest.

Los populistas de derecha pueden ganar a menudo las guerras culturales. Pero la mala gestión de la economía es mucho más difícil de explicar. Si MAGA empobrece a los estadounidenses, es probable que Trump y su movimiento paguen el precio.

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