Pollo con tomate: una receta sencilla, rápida y riquísima, tal como la hacían nuestras abuelas
Un plato que combina tradición y sabor con ingredientes simples de la cocina casera.
El pollo con tomate es una receta emblemática de la cocina de nuestras abuelas, donde el tiempo, el cariño y los ingredientes frescos hacían la diferencia. Este plato, típico en muchos hogares españoles, destaca por su sencillez y por la riqueza de sabores que ofrece gracias a la combinación del pollo dorado y una salsa de tomate hecha a fuego lento.
Para preparar este delicioso guiso, se utilizan ingredientes básicos como pollo troceado, tomates frescos triturados, cebolla, ajo, y hierbas aromáticas como el laurel y el tomillo. El truco está en dejar que los ingredientes se cocinen lentamente, permitiendo que el pollo absorba los sabores de la salsa y se vuelva jugoso y tierno.
Paso a paso: la receta clásica
El proceso es sencillo pero requiere atención. Se comienza dorando el pollo en una cazuela con aceite de oliva, solo lo suficiente para sellar la carne y evitar que se seque durante la cocción. Luego, en la misma cazuela, se sofríen el ajo y la cebolla hasta que estén tiernos y ligeramente caramelizados. A continuación, se agrega el tomate triturado junto con las hierbas, y se deja cocinar a fuego lento durante unos 30 minutos, removiendo ocasionalmente para que la salsa espese y adquiera un sabor concentrado.
Variaciones para darle un toque personal
Una de las bellezas de esta receta es su versatilidad. Algunos cocineros agregan vino blanco o un poco de caldo de pollo para intensificar el sabor de la salsa. También se puede incorporar pimiento rojo para darle un toque dulce o incluso algunas zanahorias en rodajas para añadir textura. Estas variaciones permiten adaptar el plato a los gustos de cada familia, manteniendo siempre su esencia casera.
El acompañamiento perfecto
Este pollo con tomate suele servirse con una guarnición de arroz blanco o patatas fritas, que son perfectos para absorber la deliciosa salsa. Para darle un toque final, espolvorea un poco de perejil fresco picado antes de llevarlo a la mesa. Es un plato reconfortante, ideal para compartir en familia, que nos transporta a los sabores de la infancia.