Este paraíso natural recuerda a Andalucía, pero está en Castilla y León: disfruta de su piscina con aguas cristalinas
Este hermoso pueblo encanta a todos sus visitantes por sus bellos paisajes y callecitas hipnóticas.
A menudo se asocia la palabra escapada con lugares del sur peninsular, donde el sol, la arquitectura blanca y el entorno natural conforman un escenario de postal. Sin embargo, en Castilla y León también es posible hallar rincones con ese mismo espíritu andaluz, cargados de historia, naturaleza y encanto rural.
Un paraíso en la sierra que parece sacado del sur
Ubicado en el Valle del Tiétar, Guisando ofrece un entorno que remite a los tradicionales pueblos blancos andaluces, tanto por su estética como por su atmósfera. Las calles empedradas, las fachadas encaladas y las plazas de estilo mudéjar evocan sin esfuerzo la imagen de municipios de Cádiz o Granada. El escritor Camilo José Cela no dudó en alabar su belleza, calificándolo como "el pueblecito de más bellas vistas de toda España" en su obra Judíos, moros y cristianos.
El pueblo cuenta con un relevante patrimonio histórico, cultural y natural. Su independencia administrativa se consolidó en 1760, cuando obtuvo el título de villa bajo el reinado de Carlos III y con el respaldo de Francisca Hurtado de Mendoza, titular del ducado del Infantado. Desde 1976, el casco urbano ha sido reconocido como Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico.
Enmarcado por los picos escarpados de la Sierra de Gredos, Guisando forma parte del Parque Regional homónimo. Desde varios puntos del pueblo es posible admirar vistas que abarcan hasta los Montes de Toledo, incluyendo parajes como Los Galayos o La Mira. Además, su legado visigodo y su vínculo con la trashumancia quedan reflejados en elementos como la réplica de los toros de Guisando, esculturas zoomorfas prehistóricas realizadas en granito, cuya función mágica o territorial sigue siendo motivo de estudio.
La escapada perfecta en Castilla y León con piscina natural
Guisando se ha convertido en un destino ideal para quienes buscan una escapada sin necesidad de salir de Castilla y León. Uno de sus principales reclamos es la piscina natural conocida como Charco Verde o Poza del Risquillo. Alimentada por un arroyo de montaña que desciende desde la sierra, esta poza de aguas cristalinas se presenta como un auténtico oasis veraniego rodeado de vegetación autóctona y grandes bloques de roca.
El área recreativa donde se ubica la piscina está equipada con mesas de piedra, zonas de sombra, barbacoas y un kiosco que presta servicio durante la temporada estival. También se encuentra allí un bar-restaurante con terraza, ideal para disfrutar de las vistas mientras se degusta la gastronomía local, que tiene al cabrito como protagonista.
El municipio también ofrece atractivos como el Rollo, símbolo de su independencia; la iglesia de la Purísima Concepción; el Centro de Interpretación de la Naturaleza; y un monumento al cabrero que recuerda el pasado ganadero del pueblo. Todo ello en un entorno que, más allá del verano, mantiene su belleza y tranquilidad durante todo el año.
Guisando, con apenas 500 habitantes, es una joya escondida que invita a disfrutar del turismo rural, la historia y la naturaleza sin prisas.