Escapadas: esta es la pintoresca ruta para conocer los pueblos medievales más hermosos de Portugal
Este recorrido de 600 km permite conocer algunos de los pueblos medievales más hermosos de Portugal. En qué se destacan cada una de las villas que componen el recorrido.
Gracias a su proximidad a nuestro país, Portugal se destaca como uno de los destinos más elegidos por los españoles. La belleza del país luso, con sus playas de ensueño, sus paisajes montañosos y su historia lo convierten en uno de los lugares más interesantes para conocer en Europa.
Aquellas personas que buscan conocer un poco sobre la historia de este país pueden encontrar diferentes alternativas. Entre ellas, se destaca la Gran Ruta de las Aldeas Históricas de Portugal, un recorrido de casi 600 km que une 12 villas, distribuidas por las comarcas de Guarda y Castelo Branco.
Este recorrido permite conocer el patrimonio arquitectónico del país vecino, entre los que se encuentran castillos y capillas, las cuales tienen cientos de años de vida. Sin duda, una excusa para realizar una escapada diferente.
En qué consiste la Gran Ruta de las Aldeas Históricas de Portugal
También conocida como GR22, la Gran Ruta de las Aldeas Históricas de Portugal es un viaje circular que une 12 villas centenarias y es apto para ser recorrido tanto a pie como en bicicleta.
El viaje comienza en la aldea de Belmonte y se divide en diferentes etapas, sumergiendo al visitante en la auténtica esencia portuguesa. A través de esta ruta, uno puede conectarse con las tradiciones locales y maravillarse con la rica herencia cultural e histórica de la región.
Este recorrido ofrece vistas a parajes naturales asombrosos, incluyendo varios parques que son reconocidos como Patrimonio Mundial de la UNESCO. Es, sin duda, una experiencia completa para descubrir lo mejor de Portugal.
Qué incluye la Gran Ruta de las Aldeas Históricas de Portugal
Belmonte
La ruta se inicia en Belmonte, villa que se destaca por su castillo ancestral. Está ubicada junto a uno de los paisajes más asombrosos del país, la sierra da Estrela, cuyo paisaje resalta frente al perfil medieval del lugar.
Belmonte se destaca por su fuerte presencia judía, que se estableció significativamente en esta villa tras ser expulsados en 1492 por los Reyes Católicos. Este también fue el lugar de nacimiento de Pedro Álvares Cabral, uno de los navegantes más renombrados de Portugal.
Sortelha
Conocida como una de las joyas de Portugal por su preservación medieval, Sortelha permite admirar su muralla imponente y su castillo del siglo XIII. Caminar por sus calles empedradas es un deleite, llevando a lugares como un conjunto de casas agrupadas alrededor de las plazas del Corro y del Pelourinho.
Dos calles principales, rua Direita y rua da Fonte, enlazan la Porta da Vila con la Porta Nova. Tampoco se debe olvidar de la picota manuelina y una iglesia del siglo XVI.
Castelo Mendo
A tan solo 10 kilómetros del límite con España, Castelo Mendo se presenta como uno de los pueblos más encantadores de la Beira portuguesa.
Asentado en una colina, posee murallas con seis entradas que albergan lugares como la plaza de San Vicente y la del Pelourinho, la Casa da Cámara, la iglesia de San Vicente o la Porta dos Berroes. Su diseño sigue el curso del río Côa, entre verdes praderas y tierras de cultivo.
Almeida
La aldea es una muestra del ingenio militar de los siglos XVII y XVIII, envuelta en casi tres kilómetros de murallas y fortificaciones adicionales. Almeida se consolidó como una de las principales fortalezas de Portugal contra España y contra las tropas de Napoleón en el siglo XIX.
Actualmente, es posible visitar estructuras militares reconvertidas en edificios de uso público y cultural. Entre ellas destacan la Casa de los Gobernadores, antiguos cuarteles de Artillería, Caballería e Infantería.
Castelo Rodrigo
Ubicado en el valle del río Côa, fue establecido durante la reconquista por orden de Alfonso IX. A pesar de ser objeto de disputa entre Portugal y los reinos de León y luego de Castilla, su diseño medieval se ha conservado.
Se puede encontrar el pozo-cisterna, la torre del Reloj, iglesias y conventos históricos, y las ruinas del palacio de Cristóbal Moura, quemado en 1640.
Marialva
Marialva destila belleza medieval en cada rincón. Durante la visita, es evidente cómo está estructurada en tres áreas distintas: la Ciudadela, en el interior del castillo; el Arrabalde, una extensión fuera de las murallas; y la Devesa, que se expande hacia el río Marialva, fundada sobre la antigua urbe romana.
Trancoso
Este pueblo se distingue por su relevancia militar, en parte gracias a su ubicación estratégica, desde donde se dominan vistas del valle del Duero y la sierra da Estrela. Las fortificaciones otorgadas por los monarcas portugueses son notables, especialmente sus murallas con tres entradas y un castillo con 15 torres.
La herencia judía también es palpable, con la Casa del Gato Preto que albergaba la sinagoga. Cerca de allí se encuentran la Iglesia de San Pedro y el Pelourinho del siglo XVI, con una jaula esculpida en su columna.
Linhares da Beira
Esta localidad alberga uno de los castillos góticos más relevantes de la Beira Interior, una fortificación cuyo origen exacto es desconocido, pero que transporta al visitante a épocas pasadas.
Desde sus almenas, se puede disfrutar de unas vistas panorámicas del entorno. Descendiendo del castillo, el casco urbano ofrece un paseo relajante mientras se admira la arquitectura tradicional del área.
Piódão
Situado en la Sierra de Açor, Piódão es la única aldea histórica sin castillo o murallas, dado que las viviendas están incrustadas en la montaña, formando una fortificación natural. Es célebre por sus serpenteantes calles y edificaciones de pizarra. Entre sus puntos destacados está la blanca Iglesia Matriz y la capilla de San Pedro. La siguiente etapa es Castelo Novo, a 80 kilómetros.
Castelo Novo
Este pueblo se distingue por sus casas palaciegas y las ruinas de su fortaleza del siglo XII. También resalta el edificio medieval de los Paços do Concelho, situado en el Largo da Bica, con una peculiar fuente barroca del siglo XVIII adherida a la fachada de granito, rematada con el escudo de D. João V. Su entorno natural es excepcional, dominado por la Sierra de Gardunha. La travesía continúa hacia Indanha a Velha, a 45 kilómetros.
Indanha-a-Velha
Esta aldea se levanta sobre lo que fue una ciudad romana, aunque las huellas de las civilizaciones visigoda y musulmana también son patentes. Está declarada Monumento Nacional por conservar vestigios de todas estas culturas, con elementos como el puente sobre el río Ponsul, su castillo y la antigua catedral.
Monsanto
La última parada de la Gran Ruta de las Aldeas Históricas es en Monsanto, un pueblo donde la montaña dicta las reglas. Las casas parecen ser abrazadas y, en ocasiones, "aplastadas" por la piedra. Algunas incluso han adaptado las enormes rocas como parte integral de sus estructuras, usándolas como techos.
Destacando en su paisaje, la Torre de Lucano del siglo XIV vigila la villa. Además, la belleza natural de Monsanto es inigualable, con la sierra de la Garduña y el río Ponsul envolviendo el pueblo en un manto de serenidad y belleza rústica.