Puig cotizará en bolsa desde mayo con una valoración de casi 14.000 millones de euros
El grupo catalán de lujo busca recaudar 3000 millones de euros y parte de ese dinero lo utilizará para amortizar su deuda. Hasta 2025 no pagará dividendos.
Puig, la compañía de lujo propietaria de marcas como Carolina Herrera, Paco Rabanne o Jean Paul Gaultier, saldrá a Bolsa el próximo 3 de mayo, de acuerdo al folleto que entregó este jueves a la Comisión Nacional de Mercado de Valores (CNMV). En dicho documento, habla de un precio por acción que oscila entre los 22 y 24,5 euros.
A partir de estas cifras, las cuentas preliminares dan una valoración de 13.900 millones de euros (incluso podría alcanzar los 14.000 millones) y un mínimo de 12.700 millones - siempre que el valor de las acciones de clase B sea similar a las actuales de clase A - para el 100% del capital de la empresa catalana.
Pocas veces una salida a Bolsa provocó semejante expectativa. Desde que se conoció la intensión de la empresa presidida por Marc Puig Guasch, de formar parte de la pizarra del parqué madrileño, los movimientos de la compañía fueron seguidos con especial detenimiento. Veamos solo un dato: con su desembarco en el parqué, Puig busca hacerse de 3000 millones de euros.
Los corrillos aseguran que, a primera hora de la mañana, incluso antes de la apertura de la Bolsa, y apenas terminado el roadshow, la empresa recibió una andanada de órdenes que alcanzarían esos 3000 millones señalados como meta de la operación, llegando incluso a superar varias veces la oferta, en una jornada de caídas en las Bolsas ante el aumento de la tensión en Oriente Próximo después de un ataque de Israel a Irán, lo que da una mayor dimensión del interés de los inversores.
Con todo, para asegurarse la obtención de esos 3000 millones de euros, Puig tiene previsto llevar a cabo una ampliación de capital de 1250 millones. En tanto, la familia Puig añadirá 1360 millones, dinero proveniente de la venta de títulos ya existentes; además de otros 390 millones reservados para una potencial ampliación de la oferta (green shoe), que ejecutarán o no los bancos colocadores, de acuerdo a la demanda de los inversores. Así, la empresa emitirá entre 122,44 y 136,36 millones de acciones nuevas.
Asimismo, Puig prevé emitir entre 17,1 y 16,1 millones de acciones de clase B adicionales que serán suscritas por los accionistas minoritarios de sus marcas Byredo y Charlotte Tilbury como parte de la contraprestación ya acordada previamente. Según explica la empresa en el folleto, ninguno de estos nuevos accionistas minoritarios controlará el 3% o más del capital de la sociedad tras la colocación.
El próximo paso de Puig será la elaboración del libro de órdenes, donde recogerá el interés de los inversores, libro que lo cerrará el próximo 30 de abril, día en que estará en condiciones de fijar el precio y el tamaño final de la colocación, para de esa manera el 3 de mayo debutar en la Bolsa. Así las cosas, la compañía aclaró en un comunicado que "tras la oferta, la familia Puig conservará una participación mayoritaria". También esta estructura le permitirá a los Puig conservar el poder político de la empresa.
Lo cierto es que la familia Puig armó una estrategia defensiva que les quita capacidad de decisión a los inversores que adquieran las acciones clase B. Por su parte, las acciones clase A, en manos de la familia, cuentan con cinco derechos de voto por uno de clase B.
Este esquema le permite a la familia Puig retener entre el 90,9% y el 91,8% de los derechos políticos, pese a que el número de títulos que tendrán en su poder representará un máximo de un 68% del total. Vale recordar, además, las acciones clase B que quedan en poder de la familia, y que también suman.
En definitiva, el grupo Puig abre el capital a terceros, pero mantiene tanto el poder económico como político. "Nos permitirá competir mejor en el mercado internacional de la belleza durante la siguiente fase del desarrollo de la empresa. Como resultado de la oferta, nuestras estructuras corporativas y de capital estarán mejor alineadas con las de las mejores empresas familiares en el sector de la belleza premium a nivel mundial, que tienen un fuerte núcleo de accionistas a menudo vinculado a sus familias fundacionales, lo que fomenta un enfoque de pensamiento a largo plazo", explica la empresa.
Goldman Sachs y JP Morgan ejercen de coordinadores globales de la salida a Bolsa. También forman parte del negocio, aunque con roles de menor importancia, Santander, Bank of America, CaixaBank y BNP Paribas, BBVA y Sabadell.
¿Qué hará Puig con el dinero?
Sobre cómo utilizará el grupo el dinero proveniente de su salida a Bolsa, las pistas las da en el folleto presentado a la CNMV. En el documento, la empresa dice que dedicará los 1250 millones de euros, producto de su ampliación de capital, a reducir el pasivo de la compañía, tras cerrar el ejercicio 2023 con una deuda neta de 1509 millones.
También, según detalla en el folleto, destinará 435 millones de euros a cancelar una serie de préstamos rubricados a principios de año para abordar la adquisición de las participaciones minoritarias de algunas de sus últimas operaciones corporativas, como las tomas de Charlotte Tilbury o Byredo.
Asimismo, 207 millones de euros irán al pago de los accionistas minoritarios de Charlotte Tilbury, mientras que 186 millones a repagar un reciente préstamo tomado para hacer frente a un dividendo extraordinario previo a la salida a Bolsa. El resto de los fondos obtenidos irán a repagar una parte de la deuda no corriente de la compañía, por hasta 279 millones de euros.
Con los deberes hechos en cuanto al pasivo, Puig tiene previsto destinar parte del dinero recaudado a financiar futuras adquisiciones, tras haber invertido 2500 millones en compras desde 2012, con el foco en Asia y productos para la piel.
Política de dividendos
Íntimamente ligada a la política de reducción de pasivos, vemos una política de dividendos muy conservadora. Así puede inferirse de la lectura del folleto remitido a la CNMV. En él, Puig reconoce que no aprobó ninguna política de dividendos. Aunque enseguida matiza afirmando que su intención pasa por "distribuir dividendos en efectivo en un futuro cercano".
Ese "futuro cercano" para el pago del primer dividendo está previsto para 2025, y será con cargo a los resultados de ese ejercicio.
Así las cosas, la compañía líder en el sector del lujo, espera mantener un "pay out" (ratio de pago entre los dividendos y el beneficio neto atribuible) de aproximadamente el 40%, y cuyo pago no afecte al objetivo de seguir impulsando el crecimiento, a la vez de continuar avanzando en el plan de negocio.
Riesgos
En su presentación, Puig advierte que "nuestros activos intangibles netos totales (las marcas) pueden estar sujetos a deterioro en el futuro".
De hecho, en su folleto de salida a Bolsa, Puig reconoce que dentro de una industria de la belleza que es altamente competitiva, "nuestras marcas son críticas para nuestro éxito".
"Nuestro éxito depende de la capacidad para proteger nuestros derechos de propiedad intelectual y respetar la propiedad intelectual de otros", concluye.
Lo cierto es que Puig saldrá a Bolsa después de alcanzar unos resultados récord en 2023. Las ventas empujaron su facturación hasta los 4303 millones de euros, esto es un 19% más en relación al año anterior, y su beneficio neto escaló un 16%, hasta alcanzar los 465 millones.
Con estos números y la confianza por adelantado de los inversores, Puig se estrenará en la Bolsa el próximo 3 de julio, representando un sector, el del lujo, bastante golpeado en los últimos meses por avisos señales de menores beneficios en gigantes como Burberry y Kering.