Recibir una herencia puede no ser la mejor noticia: en qué casos conviene renunciar a ella
Recibir una herencia puede implicar tanto beneficios como responsabilidades, por lo que es importante evaluar cuidadosamente antes de tomar una decisión.
Nadie pensaría en renunciar a una herencia al ser informado de que tiene derecho a recibirla. Sin embargo, esto se debe en gran medida al desconocimiento que existe al respecto. La mayoría asocia herencia con recibir bienes, como dinero o propiedades, pero la realidad es mucho más cruda.
La legislación española señala que la masa hereditaria no solo incluye bienes, sino también los derechos y obligaciones del fallecido. Esto significa que, al heredar, se reciben tanto los activos como los pasivos, es decir, las deudas.
Otro error común es creer que una herencia se acepta automáticamente por el simple hecho de ser heredero. En realidad, la persona designada como heredera debe expresar su voluntad de aceptarla. Además, la ley permite la opción de renunciar a ella.
¿Aceptar o renunciar a una herencia?
Tanto para aceptar como para renunciar a una herencia, el heredero debe expresar su decisión compareciendo ante un notario y formalizándola mediante una escritura.
Hay dos razones principales por las que alguien puede renunciar a una herencia: uno de carácter personal y otro de índole económica. La razón personal suele estar relacionada con graves conflictos familiares, a menudo originados por desacuerdos en el reparto de los bienes. En cuanto a las razones económicas, son más frecuentes.
En este contexto, se presentan dos situaciones comunes:
- La primera es cuando el heredero no puede pagar el Impuesto de Sucesiones, especialmente en comunidades autónomas sin bonificaciones o en herencias entre colaterales donde el impuesto es elevado.
- La segunda es cuando las deudas heredadas superan el valor de los bienes, obligando a los herederos a renunciar para evitar asumir esas deudas con su propio patrimonio.
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¿Se puede aceptar una herencia sin arriesgar el patrimonio propio?
Cuando fallece un familiar cercano, es probable que se haya conocido su situación económica. Si el difunto tenía grandes deudas, el heredero probablemente ya estaba al tanto y podría haber decidido renunciar a la herencia desde el principio. Pero, ¿qué sucede si no se conocían las deudas? ¿Hay alguna forma de aceptar la herencia sin arriesgar el patrimonio propio?
La respuesta es sí. El Código Civil ofrece una alternativa entre aceptar y renunciar a la herencia: aceptar a beneficio de inventario. Esta opción permite al heredero aceptar la herencia sin asumir las deudas del fallecido más allá del valor del patrimonio heredado, protegiendo así su propio patrimonio.