La Biblia

"Un misterio encerrado...": el Papa Francisco reveló el secreto de cuando Jesús rezaba

Esta es la lectura del evangelio para este día y la prédica del papa Francisco desde el Vaticano.

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El sitio oficial del Vaticano ha difundido una reflexión basada en la Biblia este miércoles, 9 de octubre de 2024. En ella, se presentan interpretaciones de la Santa Escritura que animan a todos los adeptos a consolidar su fe y su relación personal con Dios.

Además, en la prédica del día, el papa Francisco reflexionó sobre la importancia de la oración, instando a los creyentes a aprender de Jesús y a profundizar en su relación con Dios.

El evangelio del día y las palabras del papa Francisco.

Las palabras del papa Francisco para este miércoles

En su reciente audiencia general, el papa Francisco reflexionó sobre la importancia de la oración en la vida de los creyentes, tomando como ejemplo la práctica de Jesús.

"Jesús rezaba como reza cada hombre en el mundo. Y, sin embargo, en su manera de rezar, también había un misterio encerrado, algo que seguramente no había escapado a los ojos de sus discípulos si encontramos en los evangelios esa simple e inmediata súplica", afirmó el Papa.

Esta fascinación se tradujo en la súplica: "Señor, enséñanos a rezar", una petición que revela el deseo de aprender a conectarse con el Padre. El Papa enfatizó que Jesús no se niega a compartir su intimidad con Dios, sino que su misión es precisamente introducir a todos en esta relación.

"Señor, enséñame a rezar", instó Francisco, recordando que, a pesar de que muchos pueden haber estado orando durante años, siempre hay espacio para aprender y profundizar en la práctica de la oración. La oración, según el Papa, es un "anhelo que nace de forma tan natural de su alma" y representa uno de los "misterios más densos del universo". Finalmente, el Papa Francisco invitó a los fieles a repetir la invocación de los discípulos: "¡Maestro, enséñanos a rezar!".

Vaticano: el evangelio del día y las palabras del papa Francisco.

La lectura de la Biblia para este miércoles

Gálatas 2, 1-2. 7-14

Queridos hermanos: Después de catorce años volví de nuevo a Jerusalén con Bernabé y también con Tito. Regresé porque Dios me lo había revelado. Ahí, en una reunión privada con los dirigentes, les expuse el Evangelio que predico a los paganos. Hice esto para que mis trabajos pasados y presentes no resultaran inútiles.

Todos reconocieron que yo había recibido la misión de predicar el Evangelio a los paganos, como Pedro había recibido la de predicarlo a los judíos. Porque aquel que le dio poder a Pedro para ejercer el apostolado entre los judíos, me lo dio a mí para ejercerlo entre los paganos. Así pues, Santiago, Pedro y Juan, que eran considerados como las columnas de la Iglesia, reconocieron la gracia que Dios me había dado y nos dieron la mano a Bernabé y a mí, en señal de perfecta unión y para expresar su acuerdo de que nosotros nos dirigiéramos a los paganos y ellos a los judíos. Lo único que nos pidieron fue que nos preocupáramos por los pobres, cosa que he procurado cumplir con solicitud.

Más tarde, cuando Pedro fue a Antioquía, yo me le enfrenté, porque era digno de reprensión. En efecto, antes de que llegaran algunos judíos enviados por Santiago, Pedro solía comer con los paganos convertidos; pero después empezó a apartarse de ellos por temor a los judíos recién llegados. Los demás judíos convertidos imitaron su ejemplo, tanto que hasta el mismo Bernabé se dejó arrastrar por aquella conducta contradictoria.

Entonces, cuando vi que Pedro no procedía rectamente, conforme a la verdad del Evangelio, le dije delante de todos: "Si tú, que eres judío, vives como un pagano y no como un judío, ¿por qué quieres ahora obligar a los paganos convertidos a que vivan como judíos?"

Vaticano: el evangelio del día y las palabras del papa Francisco.

¿Cómo deben orar a Dios los cristianos?

Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 1-4

Un día, Jesús estaba orando y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos".

Entonces Jesús les dijo: "Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, puesto que también nosotros perdonamos a todo aquel que nos ofende y no nos dejes caer en tentación".

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