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No es azúcar, ni stevia: el ingrediente que debes agregarle a la salsa de tomate para que no genere acidez estomacal

Un truco sencillo y efectivo para disfrutar de una salsa de tomate sin molestias digestivas.

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La salsa de tomate es un acompañamiento esencial en muchas cocinas alrededor del mundo. Sin embargo, su acidez puede resultar un problema para quienes tienen sensibilidad estomacal. Tradicionalmente, se ha utilizado azúcar para contrarrestar esta acidez, pero este método puede alterar el sabor original de la salsa y no es ideal para aquellos que buscan reducir el consumo de azúcares. Afortunadamente, existe un ingrediente simple y eficaz que puedes agregar a tu salsa de tomate para neutralizar la acidez sin recurrir al azúcar o la stevia.

El ingrediente que transforma tu salsa de tomate en una opción mucho más suave para el estómago es el bicarbonato de sodio. Este producto, común en la mayoría de las despensas, actúa como un alcalinizador, neutralizando los ácidos presentes en el tomate. La reacción química que ocurre al añadir bicarbonato de sodio cambia el pH de la salsa, reduciendo su acidez y haciendo que su sabor sea más agradable.

Cómo agregar bicarbonato de sodio a tu salsa

El proceso para incorporar bicarbonato de sodio en tu salsa de tomate es sencillo y rápido. Primero, prepara la salsa de tomate como lo harías normalmente, utilizando tus ingredientes preferidos. Cuando la salsa esté casi lista, añade una pequeña cantidad de bicarbonato de sodio-aproximadamente 1/4 de cucharadita por cada 500 ml de salsa. Es importante remover bien la mezcla para que el bicarbonato se disuelva completamente y permita que la reacción química se desarrolle.

No es azúcar, ni stevia: el ingrediente que debes agregarle a la salsa de tomate para que no genere acidez estomacal. (Imagen: archivo)

Además de neutralizar la acidez sin alterar el sabor original de la salsa, el bicarbonato de sodio tiene la ventaja de no añadir calorías extras, lo que lo convierte en una opción ideal para quienes cuidan su ingesta calórica o evitan el consumo de azúcar. Además, al usar bicarbonato, la textura de la salsa se mantiene intacta, a diferencia de otros métodos que pueden alterar su consistencia.

Otras formas de reducir la acidez en la salsa de tomate

Si prefieres no usar bicarbonato de sodio, existen otras alternativas naturales para reducir la acidez en la salsa de tomate. Una opción popular es agregar una zanahoria rallada durante la cocción de la salsa. La zanahoria aporta un toque de dulzor natural que contrarresta la acidez sin cambiar drásticamente el sabor de la salsa. También puedes probar con un chorrito de vino dulce o incluso usar un poco de polvo de hornear, ambos conocidos por su capacidad para neutralizar la acidez.

Si bien la elección del tomate adecuado y su madurez también juegan un papel importante en la acidez de la salsa, estos trucos son soluciones efectivas para disfrutar de una salsa de tomate deliciosa y más amable con el estómago. La próxima vez que prepares tu salsa favorita, prueba estos consejos y disfruta de una comida sin molestias digestivas.

No es azúcar, ni stevia: el ingrediente que debes agregarle a la salsa de tomate para que no genere acidez estomacal. (Imagen: archivo)

Cómo aprovechar el bicarbonato de sodio en la cocina

El bicarbonato de sodio es un ingrediente extremadamente versátil en la cocina, con aplicaciones que van más allá de su uso como neutralizador de acidez en salsas. En la repostería, por ejemplo, el bicarbonato de sodio se utiliza como agente leudante. Al combinarse con ingredientes ácidos como el yogur o el vinagre, libera dióxido de carbono, lo que permite que las masas de pasteles, galletas y panes rápidos se vuelvan más esponjosas y ligeras.

Además, este producto es útil para ablandar legumbres durante la cocción. Al añadir una pequeña cantidad al agua de cocción, las pectinas de la piel de las legumbres se ablandan, lo que reduce el tiempo de cocción y mejora la textura final. El bicarbonato de sodio también es efectivo para limpiar frutas y verduras, ya que disuelto en agua ayuda a eliminar restos de pesticidas y suciedad.

Otro uso interesante del bicarbonato en la cocina es su capacidad para neutralizar olores. Puedes colocarlo en la nevera o utilizarlo para limpiar recipientes que hayan contenido alimentos con olores fuertes. También se puede mezclar con agua para crear una pasta desinfectante que limpia superficies y utensilios de cocina, eliminando manchas y bacterias de manera efectiva.

La mejor receta de la abuela para preparar una gran salsa de tomate

Para preparar una excelente salsa de tomate como la haría la abuela, se necesitan ingredientes simples pero de alta calidad, y un poco de tiempo y paciencia para permitir que los sabores se desarrollen plenamente. A continuación, te comparto un resumen de la receta tradicional que muchas abuelas italianas han perfeccionado a lo largo de los años.

Ingredientes:

  • Tomates maduros (preferiblemente de pera): unos 2 kg.
  • Cebolla: 1 unidad grande.
  • Ajo: 2 dientes.
  • Aceite de oliva virgen extra: 4 cucharadas.
  • Albahaca fresca: un manojo.
  • Sal y pimienta: al gusto.
  • Bicarbonato de sodio: 1/4 de cucharadita para reducir la acidez.
  • Azúcar o zanahoria rallada (opcional, para equilibrar la acidez): 1 cucharadita de azúcar o 1 zanahoria pequeña.
La solución es el bicarbonato de sodio: así le sacarás la acidez a tu salsa de tomate. (Imagen: archivo)

Preparación:

  1. Pelar y cortar los tomates: escalda los tomates en agua hirviendo durante 1 minuto para pelarlos fácilmente. Luego, córtalos en trozos pequeños.

  2. Cocinar la base: en una cacerola grande, calienta el aceite de oliva y sofríe la cebolla picada hasta que esté transparente. Añade el ajo y cocina por un par de minutos más.

  3. Incorporar los tomates: añade los tomates troceados a la cacerola, mezcla bien y deja que se cocinen a fuego medio. Cocina por unos 30 minutos, removiendo ocasionalmente.

  4. Añadir bicarbonato: para reducir la acidez, agrega el bicarbonato de sodio y mezcla bien. Este paso es crucial para asegurar que la salsa no sea demasiado ácida.

  5. Agregar hierbas y ajustar: añade la albahaca fresca y ajusta la sal y pimienta. Si prefieres, puedes agregar un poco de azúcar o zanahoria rallada para balancear los sabores.

  6. Cocinar a fuego lento: deja que la salsa se cocine a fuego lento por al menos 1 hora, removiendo ocasionalmente. Esto permite que los sabores se concentren y se mezclen bien.

  7. Pasar por el pasapurés (opcional): si deseas una salsa más fina, puedes pasarla por un pasapurés o licuarla ligeramente.

Esta receta básica puede adaptarse según tus preferencias personales. Puedes agregar otros ingredientes como una hoja de laurel, pimientos rojos, o incluso un chorrito de vino tinto para darle un toque especial.

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