No es alcohol: esta es la bebida que mayor daño le hace al cuerpo y que se consume habitualmente

Es de público conocimiento que las bebidas alcohólicas pueden representar un gusto adquirido a presión social y que no son buenas para la salud. Sin embargo, existe una larga lista de bebidas que pueden ser aún más dañinas para el cuerpo y que están mucho más normalizadas en el consumo diario desde temprana edad.

Los refrescos tienen su lugar en el podio, no obstante, se trata de una industria que ha tomado especial relevancia en los más jóvenes durante los últimos años y cuyo valor de mercado en todo el mundo ha alcanzado los 27.500 millones de dólares.

Las bebidas energéticas aumentan la preocupación en especialistas por sus efectos negativos y la cotidianidad con la que se consumen, quienes registran que el 31% de adultos las consume, frente a un 62% en la franja de 10 y 18 años.

Estos energizantes mantienen sus ingredientes principales poco variables y el funcionamiento de cada uno de ellos lo procesa el cuerpo de forma semejante pero la combinación con otros ingredientes que pueden amplificar sus efectos negativos.

La cafeína es la principal premisa de estas bebidas, y aunque una taza de café filtrado puede tener más de este químico (entre 95 y 200 mg) que una bebida energética (70/80 hasta 160 mg) desde SciELO, la revista científica española, aclaran que las últimas son por mucho más dañinas debido a su contenido adicional de azúcares y otros estimulantes.

¿Cuáles son los principales ingredientes de las bebidas energéticas?

Cafeína

El ingrediente más importante y actúa bloqueando la adenosina, sustancia que induce el sueño, esto provoca un aumento en el estado de alerta y la energía temporal.

Taurina

Se cree que mejora la resistencia física y mental pero su combinación con la cafeína en bebidas energéticas no está completamente estudiada y puede tener efectos negativos.

Azúcar

Si bien proporciona un rápido aporte de energía al elevar los niveles de glucosa en sangre puede ser contraproducente para la salud a largo plazo.

¿Cómo funcionan las bebidas energéticas en el cuerpo?

1. A los 10 minutos la cafeína entra en el torrente sanguíneo, aumenta el pulso y la presión arterial.
2. Tras 30/45 minutos la cafeína alcanza su pico máximo en sangre, por lo que la persona se siente más alerta y con energía.
3. Pasada 1 hora el hígado procesa el azúcar, esto puede llevar a una bajada de energía en tanto los niveles de cafeína empiezan a disminuir.
4. Luego de 5/6 horas la cafeína se reduce a la mitad en el organismo (este tiempo puede ser mayor en mujeres que toman anticonceptivos).
5. Recién pasadas entre 12 y 24 horas este químico se elimina completamente, no obstante, puede provocar síntomas de abstinencia como dolores de cabeza, irritabilidad y fatiga, según han explicado desde el Portal Plan Nacional sobre Drogas.

¿Cuáles son las consecuencias de consumir bebidas energéticas?

• Debido a las altas dosis de cafeína, taurina y otros estimulantes, pueden causar palpitaciones, insomnio, náuseas y vómitos.
• Desde la AESAN explican que a largo plazo su consumo habitual puede favorecer el desarrollo de hipertensión, pérdida de masa ósea y otras enfermedades cardiovasculares.
• La cafeína, altera el patrón de sueño y provoca insomnio, ansiedad y cambios en el comportamiento. El Portal de Nutrasalud aclara que consumir más de 1,4 miligramos de cafeína por kilo de peso al día puede generar problemas significativos del sueño y, si la ingesta se eleva a 3 miligramos, hay riesgo de efectos cardiovasculares y neurológicos graves.
• Los adolescentes y jóvenes (los principales compradores) son especialmente vulnerables, y el consumo frecuente de estas bebidas puede aumentar el riesgo de dependencia física moderada y tolerancia a la cafeína, lo que puede derivar en un síndrome de abstinencia y dependencia.
• Ante la significativa cantidad de azúcares agregados hay un mayor riesgo de obesidad y otras enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2.
• Algunos componentes naturales como el ginseng y el ginkgo pueden tener interacciones adversas con medicamentos y están contraindicados durante el embarazo, la lactancia y en la infancia.