"Necesitamos el escándalo...": la revelación del Papa Francisco que sorprendió a la Iglesia
Conoce cuál es la palabra de Dios y los versículos de la Biblia que recomienda leer el Papa.
Cada día, desde la página oficial del Vaticano, se difunden enseñanzas basadas en las Santas Escrituras, buscando guiar a los católicos en su caminar espiritual. Estas reflexiones proponen versículos bíblicos y temas que invitan a los creyentes a meditar y a fortalecer su fe en Dios.
Durante el pasado miércoles, 5 de febrero de 2025, el Papa Francisco, en Trieste, reflexionó sobre el desafío de reconocer la divinidad de Jesús en su humanidad, destacando la importancia de una fe que se involucre en la vida cotidiana y ofrezca esperanza en un mundo herido.

Las palabras del papa Francisco para este día
El Papa Francisco abordó el desafío que enfrentan muchas personas para reconocer la divinidad de Jesús, quien, a pesar de ser el Hijo de Dios, es también "simplemente hijo de José el carpintero". El Santo Padre reflexionó sobre el "escándalo" que representa la encarnación de Dios en la fragilidad humana, cuestionando cómo un ser omnipotente puede "debilitarse hasta llegar a la carne" y humillarse al lavar los pies de sus discípulos.
Además, enfatizó la importancia de una fe que se fundamenta en esta humanidad de Dios, destacando que "necesitamos el escándalo de la fe". Esta fe, según Francisco, no solo debe ser teórica, sino que debe ser "una fe humana, una fe de carne", que se involucre en la historia y en la vida cotidiana de las personas.
Al hacerlo, se convierte en un "germen de un mundo nuevo" que sana las heridas y ofrece esperanza. Francisco instó a los fieles a reconocer cómo Dios se "conmueve por nuestras heridas" y toma sobre sí "nuestros cansancios".
Por otro lado, el Papa subrayó que la verdadera esencia de la fe radica en la capacidad de Dios para acercarse a la humanidad, convirtiéndose en "levadura de esperanza" en un mundo que a menudo se siente roto y desolado.

La lectura de la Biblia para este día
Carta a los Hebreos 12, 4-7. 11-15
Hermanos: Todavía no han llegado ustedes a derramar su sangre en la lucha contra el pecado y ya se han olvidado de la exhortación que Dios les dirigió, como a hijos, diciendo: Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor, ni te desanimes cuando te reprenda. Porque el Señor corrige a los que ama y da azotes a sus hijos predilectos. Soporten, pues, la corrección, porque Dios los trata como a hijos; ¿y qué padre hay que no corrija a sus hijos?
Es cierto que de momento ninguna corrección nos causa alegría, sino más bien tristeza. Pero después produce, en los que la recibieron, frutos de paz y santidad.
Por eso, robustezcan sus manos cansadas y sus rodillas vacilantes; caminen por un camino plano, para que el cojo ya no se tropiece, sino más bien, se alivie. Esfuércense por estar en paz con todos y por aquella santificación, sin la cual no es posible ver a Dios. Velen para que nadie se vea privado de la gracia de Dios, para que nadie sea como una planta amarga, que hace daño y envenena a los demás.

La lectura del evangelio que recomienda el Papa
Santo evangelio según san Marcos 6, 1-6
En aquel tiempo, Jesús fue a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, se puso a enseñar en la sinagoga y la multitud que lo escuchaba se preguntaba con asombro: "¿Dónde aprendió este hombre tantas cosas? ¿De dónde le viene esa sabiduría y ese poder para hacer milagros? ¿Qué no es éste el carpintero, el hijo de María, el hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿No viven aquí, entre nosotros, sus hermanas?" Y estaban desconcertados.
Pero Jesús les dijo: "Todos honran a un profeta, menos los de su tierra, sus parientes y los de su casa". Y no pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó a algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y estaba extrañado de la incredulidad de aquella gente. Luego se fue a enseñar en los pueblos vecinos.
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