Los coches sin etiqueta podrán circular y estacionar en Madrid, pero el tiempo se acaba
El Ayuntamiento de Madrid establece una prórroga de un año para vehículos sin distintivo ambiental, pero la restricción será inevitable.
A partir del 1 de enero de 2025, los vehículos sin etiqueta ambiental (tipo A) tendrán prohibido circular y estacionar libremente por Madrid. Sin embargo, el Ayuntamiento ha aprobado una prórroga excepcional de un año para aquellos coches empadronados en la ciudad, permitiéndoles estacionar exclusivamente en su barrio hasta el 31 de diciembre de 2025. Esta medida forma parte de la implementación final de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), cuyo objetivo es reducir los niveles de contaminación en la capital.
La decisión surge como un periodo de aviso transitorio, una medida que, según la vicealcaldesa Inma Sanz, busca facilitar la adaptación de los propietarios a las nuevas normativas. Durante este año adicional, los titulares de vehículos afectados recibirán notificaciones mediante SMS y correo electrónico con detalles sobre el uso de la tarjeta de estacionamiento regulado (SER).
Un año de margen para adaptarse
El Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) mantendrá la validez de las tarjetas para residentes con vehículos sin etiqueta ambiental durante todo 2025, pero con una condición clave: solo podrán estacionar dentro de su barrio. Circular o aparcar fuera de esta área conllevará sanciones económicas.
El Ayuntamiento justifica esta prórroga argumentando la necesidad de un periodo de adaptación para los propietarios de estos vehículos, muchos de los cuales no tienen los recursos inmediatos para sustituir sus coches por opciones híbridas o eléctricas. Sin embargo, esta medida también responde a las críticas sobre la falta de infraestructura de recarga y las dificultades para acceder a vehículos menos contaminantes.
El plazo es definitivo: el 1 de enero de 2026, los coches sin etiqueta no podrán ni circular ni estacionar en toda la capital.
Restricciones claras y multas previstas
Aunque la medida permite cierta flexibilidad temporal, las sanciones serán estrictas para aquellos que incumplan las nuevas normas. Estacionar fuera de la zona permitida o circular más allá de los límites establecidos acarreará multas automáticas mediante los sistemas de vigilancia urbana instalados en las zonas de bajas emisiones.
La ordenanza también establece que los propietarios de vehículos sin etiqueta deberán cumplir con los impuestos locales, las revisiones de ITV y otras obligaciones, aunque el uso del coche quede restringido prácticamente a su barrio. Esta paradoja ha generado críticas entre ciertos sectores, quienes consideran que se trata de una "prohibición encubierta".
El impacto en los residentes madrileños
El anuncio ha generado un debate intenso entre los ciudadanos. Por un lado, la medida responde a la necesidad urgente de reducir la contaminación en una ciudad que ha superado en repetidas ocasiones los límites permitidos de emisiones. Por otro, deja a muchos propietarios de vehículos antiguos en una situación de incertidumbre económica.
Desde el Ministerio de Transición Ecológica, se defiende que estas políticas son esenciales para cumplir con las normativas medioambientales europeas. Además, se subraya que la inversión en transporte público y en infraestructuras para vehículos eléctricos será clave para que esta transición sea efectiva.
El futuro de la movilidad en Madrid
La cuenta regresiva ha comenzado. El año 2025 será clave para determinar si la ciudad y sus residentes logran adaptarse a una movilidad más sostenible. Mientras tanto, las autoridades locales han prometido facilitar información constante y asistencia técnica para quienes necesiten orientación en el proceso.
La prohibición definitiva entrará en vigor el 1 de enero de 2026. Hasta entonces, los madrileños con vehículos sin etiqueta tienen doce meses para prepararse y decidir si renuevan sus coches, modifican sus hábitos de movilidad o se enfrentan a las restricciones venideras.