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El fin de las botellas de plástico tradicionales: así serán a partir de 2025 y preocupa a las industrias

El uso de botellas plásticas como las conocemos podría estar en sus últimos días, y el impacto de este cambio es más profundo de lo que parece.

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En los últimos años, la Unión Europea ha intensificado sus esfuerzos para combatir la contaminación plástica mediante normativas que afectan directamente a los envases de plástico. Uno de los cambios más visibles ocurrió en 2024, cuando los tapones de las botellas comenzaron a estar unidos al recipiente, dificultando que se conviertan en residuos dispersos.

 Este ajuste, aunque cuestionado por algunos consumidores, responde a la Directiva (UE) 2019/904 para reducir el impacto ambiental. A partir de 2025, entrará en vigor una nueva normativa que establece que las botellas de tereftalato de polietileno (PET) deberán contener al menos un 25% de plástico reciclado. 

Este cambio, aunque poco perceptible para los consumidores, supone un desafío para los fabricantes, quienes deben adaptar sus procesos para cumplir con las exigencias medioambientales.

Estas medidas no se detendrán en 2025. Para 2030, la normativa será aún más estricta, exigiendo que el porcentaje de plástico reciclado en las botellas PET aumente al 30%. Esto demuestra el compromiso de la UE con un futuro más sostenible y menos dependiente de plásticos desechables.

El fin de las botellas de plástico tradicionales: así serán a partir de 2025 y preocupa a las industrias. Fuente: Archivo

Tapones unidos: un pequeño cambio con un gran impacto

La medida de unir los tapones a las botellas de plástico se implementó como un paso inicial hacia la reducción de residuos plásticos. Según la normativa europea, esta disposición busca evitar que las tapas, por su tamaño reducido, terminen contaminando océanos y otros ecosistemas. 

Aunque esta medida generó controversia entre algunos usuarios, es un ejemplo de cómo pequeños ajustes en los productos pueden contribuir significativamente al reciclaje y a la disminución de la contaminación.

Desde su implementación, los fabricantes han tenido que modificar sus diseños y procesos de producción. Las empresas han invertido en innovación para asegurar que los nuevos tapones sean funcionales y cumplan con los estándares de sostenibilidad. Este cambio también apunta a facilitar el reciclaje al mantener todos los componentes unidos en un solo material.

La directiva que impulsó este ajuste forma parte de un esfuerzo más amplio para limitar el impacto ambiental de los plásticos de un solo uso, cuyo daño a largo plazo en los ecosistemas ha sido ampliamente documentado.

El desafío del plástico reciclado: ¿están preparados los fabricantes?

El cambio que se implementará en 2025, y que obliga a incorporar un 25% de plástico reciclado en las botellas PET, representa un reto considerable para la industria. Este material, utilizado ampliamente en el envasado de alimentos y bebidas, deberá cumplir con los requisitos de calidad y seguridad mientras integra una proporción significativa de material reciclado.

Aunque algunas marcas ya han comenzado a incorporar esta medida de forma anticipada, la adaptación a nivel general implica ajustes logísticos y tecnológicos. Además, el aumento del porcentaje al 30% en 2030 requerirá un esfuerzo adicional por parte de los fabricantes y una mayor disponibilidad de plástico reciclado de calidad.

Este esfuerzo conjunto entre gobiernos, empresas y consumidores es clave para avanzar hacia un modelo más sostenible. Mientras tanto, los consumidores pueden aportar su grano de arena separando correctamente los residuos y optando por productos que respeten el medioambiente.

El fin de las botellas de plástico tradicionales: así serán a partir de 2025 y preocupa a las industrias. Fuente: Archivo
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