Historia antigua

La faraona egipcia que se vistió de hombre para quedarse con todo el poder: cómo lo logró

Hatshepsut desafió las normas de su tiempo y reinó con una autoridad sin precedentes en el antiguo Egipto.

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Hatshepsut, una de las figuras más enigmáticas de la historia egipcia, rompió las barreras de género en un mundo dominado por hombres al proclamarse faraón y asumir todos los símbolos del poder masculino. Nacida en el seno de la familia real durante la dinastía XVIII, inicialmente se desempeñó como regente para su hijastro, el joven Thutmose III. 

Sin embargo, su ambición y destreza política la llevaron a tomar el control total del trono, adoptando no solo el título de faraón, sino también la apariencia y las insignias tradicionales reservadas para los reyes masculinos.

El camino hacia el poder absoluto

Para legitimar su posición, Hatshepsut se presentó como la hija divina del dios Amón, utilizando inscripciones y monumentos para reforzar esta conexión divina. Entre sus obras más destacadas se encuentra su imponente templo funerario en Deir el-Bahari, un testimonio arquitectónico de su poder y legado. Este templo, conocido como Djeser-Djeseru o "Santo de los Santos", es una maravilla de la ingeniería que aún hoy asombra por su sofisticación y belleza, dice el sitio web Ancient Origins.

Templo de Hatshepsut en Deir el-Bahari. (Imagen: Wikimedia Commons)

A medida que su reinado progresaba, Hatshepsut comenzó a modificar su representación pública. Las primeras imágenes la muestran con vestimentas femeninas, pero gradualmente, estas fueron reemplazadas por representaciones en las que aparece con la barba postiza y la corona, símbolos del poder faraónico. Aunque continuó utilizando pronombres femeninos en los textos, su imagen se transformó por completo en la de un faraón masculino, un acto sin precedentes en la historia egipcia.

Hatshepsut y un legado en riesgo

A pesar de su éxito y los logros durante su reinado, después de su muerte, Hatshepsut fue víctima de una campaña de damnatio memoriae, un intento sistemático por parte de Thutmose III -cuyo reinado comenzó tras el de su madrastra,  Hatshepsut- de borrar su memoria. Sus imágenes fueron destruidas o modificadas, y su nombre eliminado de los registros oficiales. Sin embargo, su legado sobrevivió en los monumentos que construyó y en las inscripciones que quedaron ocultas hasta ser redescubiertas siglos después, apunta la web de The Metropolitan Museum of Art.

Conoce a Hatshepsut: la faraona que se vistió de hombre para gobernar Egipto. (Imagen: archivo)

El descubrimiento de su tumba y los esfuerzos modernos por identificar su momia han permitido a los historiadores reconstruir su historia y reconocerla como una de las gobernantes más poderosas e influyentes del antiguo Egipto. Hatshepsut no solo desafió las convenciones de su tiempo, sino que también dejó una marca imborrable en la historia, demostrando que el poder y la capacidad de gobernar no están restringidos por el género.

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