Corona británica

Conmoción | Acusan al rey Carlos III de asesino y en la Casa Real no lo pueden creer

Una visita oficial a Australia desata acusaciones inesperadas y agita el debate sobre el colonialismo.

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El rey Carlos III ha sido acusado públicamente de ser cómplice de genocidio durante su visita oficial a Australia, provocando una conmoción tanto en la Casa Real británica como en la opinión pública. La acusación fue lanzada por la senadora independiente Lidia Thorpe, defensora de los derechos de los indígenas australianos, durante un evento en el Parlamento australiano. Este incidente ha reavivado el debate sobre el papel de la monarquía británica en la historia colonial de Australia.

Thorpe interrumpió el discurso del monarca acusándolo de "genocidio" contra los pueblos indígenas australianos, exigiendo la devolución de tierras y la firma de un tratado. Este momento de tensión no solo generó titulares en los medios internacionales, sino que también puso de manifiesto las heridas abiertas por el legado colonial británico, que aún resuenan en gran parte de la población indígena australiana. El impacto en la reputación del rey y su relación con los países de la Commonwealth es evidente.

Acusaciones graves en un contexto sensible

El momento en que Lidia Thorpe lanzó sus acusaciones fue significativo. Durante la ceremonia oficial, en la que Carlos III se dirigía al Parlamento australiano, Thorpe se acercó y, con voz elevada, acusó al monarca de haber "destruido nuestra tierra" y de ser responsable de "haber cometido genocidio" contra los pueblos indígenas. La escena se desarrolló frente a políticos y dignatarios, mientras la seguridad intervenía para sacar a Thorpe del recinto.

La acusación de genocidio contra la corona británica no es nueva en Australia, pero el hecho de que se produjera durante una visita oficial del monarca pone de relieve la creciente presión para que la monarquía británica reconozca su papel histórico en la colonización. Según la Universidad de Newcastle, en Australia, se han documentado más de 400 masacres de aborígenes y poblaciones isleñas del estrecho de Torres durante la expansión colonial británica, lo que refuerza las demandas de los activistas como Thorpe.

Reacciones mixtas en Australia

Aunque muchos australianos recibieron al rey con respeto, las acusaciones de Thorpe no fueron vistas como un incidente aislado. El Movimiento Republicano Australiano aprovechó la ocasión para llamar a un debate sobre la monarquía en el país, describiendo la visita de Carlos III como "la última gira de un monarca británico" y sugiriendo que Australia debería reconsiderar su relación con la corona.

En respuesta, un portavoz cercano al rey declaró que Carlos III está "profundamente conmovido" por el cálido recibimiento que ha recibido, pero también reconoce que el debate sobre la monarquía es un tema que "deben decidir los australianos". Este tipo de declaraciones diplomáticas buscan calmar las aguas, pero el creciente apoyo a una república australiana plantea desafíos para el futuro del rey como jefe de estado.

Una visita marcada por la controversia

Más allá del Parlamento, la controversia siguió al rey Carlos durante su gira por Australia. Al visitar el Monumento a la Guerra en Canberra, el monarca fue recibido por multitudes, pero también por una singular escena: un alpaca con una corona, símbolo de la parodia que algunos hacen de la realeza. Este tipo de episodios, aunque anecdóticos, reflejan la ambivalencia con la que parte de la población australiana percibe a la monarquía británica.

El Rey Carlos III en su visita a Australia. (Imagen: archivo)

La visita de Carlos III, que también ha estado marcada por su reciente tratamiento contra el cáncer, no ha podido evitar verse envuelta en este tipo de enfrentamientos públicos. Mientras que algunos australianos lo reciben con respeto, otros ven su presencia como un recordatorio de un pasado colonial que continúa generando tensiones.

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