¿Cada cuánto tiempo hay que darse una ducha? Esto es lo que dice un médico que redujo sus baños durante 5 años
Un médico redujo sus duchas a lo largo de cinco años y defiende que no es necesario bañarse todos los días.
La rutina diaria de la ducha se ha considerado durante mucho tiempo un estándar de higiene personal, pero cada vez son más las voces que cuestionan la necesidad de hacerlo a diario. ¿Es realmente necesario ducharse todos los días? ¿O, en realidad, las duchas frecuentes pueden tener efectos negativos sobre la salud de la piel?
Este debate ha cobrado más relevancia gracias a un experto que decidió reducir la frecuencia de sus duchas durante cinco años, lo que llevó a una reflexión sobre la higiene y la salud.
Seguridad Social anuncia que la jubilación será del 100% en 2025 para quienes nacieron en estos años
James Hamblin, médico y autor del libro "Clean, The New Science of Skin" (2020), ha sido una de las voces más destacadas en cuestionar la necesidad de ducharse a diario. En una entrevista con CNN, compartió su experiencia personal de cambiar sus hábitos de higiene por una forma de cuidado personal más minimalista.
Hamblin sostiene que la cultura del baño diario no se basa tanto en una necesidad de salud, sino en una construcción social que asocia la limpieza con la sensación de estar libre de suciedad.
La higiene como cuestión cultural, no de salud
Para Hamblin, la higiene excesiva puede ser perjudicial para nuestra piel, ya que elimina bacterias y microorganismos esenciales que ayudan a mantener un equilibrio saludable. Según este médico, la piel no solo sirve para eliminar la suciedad, sino que también alberga una microflora que es vital para prevenir enfermedades.
Al eliminar estas bacterias naturales mediante duchas diarias o el uso excesivo de productos, el equilibrio de la piel puede alterarse, lo que a largo plazo podría provocar problemas cutáneos como el acné.
A pesar de sus recomendaciones sobre una higiene más moderada, Hamblin sugiere que es suficiente con mantener las prácticas básicas de higiene, como lavarse la cara o las manos, sin necesidad de recurrir a duchas diarias. En su vida cotidiana, el médico no ha dejado de cuidar su salud, pero con un enfoque más intuitivo y menos dependiente de productos comerciales.
Los efectos de los productos de higiene
Una de las críticas más fuertes de Hamblin es hacia los productos de higiene que han invadido el mercado, desde geles hasta champús. Según él, muchas de estas fórmulas son innecesarias, ya que no aportan beneficios reales para la piel ni la salud en general.
Los productos caros, especialmente, son solo una forma de dar una sensación superficial de limpieza o frescura, pero no ofrecen un valor añadido significativo sobre los productos más económicos.
El médico resalta que, en términos de efectividad, no existe una gran diferencia entre las versiones de lujo y las más asequibles. El principal factor distintivo suele ser la marca o el aroma que ofrece el producto, pero en términos de ingredientes activos, las variaciones son mínimas.
¿Qué determina la frecuencia de duchas recomendadas?
Aunque la respuesta no es exacta, Hamblin sugiere que la frecuencia de las duchas debe basarse en las necesidades personales y no en normas sociales o culturales.
Si bien en situaciones de alta actividad física o en climas calurosos puede ser necesario ducharse con más frecuencia, en la vida diaria es posible que la mayoría de las personas no necesiten un baño diario. El objetivo es encontrar un equilibrio que permita a la piel mantenerse sana, sin eliminar los microorganismos esenciales ni recurrir a productos innecesarios.