Rafael Grossi: el guardián de la energía nuclear mundial analizó el plan argentino y los riesgos geopolíticos
Las grandes tecnológicas apuestan a la energía nuclear para asegurar abastacimiento para datos e IA. El diplomático analizó los riesgos por la tensión geopolítica y las perspectivas del plan nuclear argentino.
El argentino Rafael Grossi, director de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) participó de una serie de bilaterales en Davos y se reunió con funcionarios y empresas en medio del interés que muestran las compañías de tecnología, datos e inteligencia artificial por el uso de la energía nuclear como una fuente para abastecer sus necesidades de alimentación para servidores.
El candidato del Gobierno para ocupar el cargo de Secretario General de Naciones Unidas en 2026 advirtió que hay un retroceso en la no proliferación de armas nucleares por las tensiones globales, analizó la llegada de Trump y las perspectivas del plan nuclear argentino.
¿Cómo vió esta edición de la reunión del Foro Económico Mundial en Davos y la irrupción de la agenda de Trump?
Davos es una cita anual que se ha convertido en indispensable y tiene esa característica de permitir la convergencia del mundo político con el empresarial, el mundo de los negocios, de la ciencia, la tecnología. Es útil para mucha gente. Lo que vi en general, más allá de lo que compete al Organismo Internacional de Energía Atómica, es un compás de espera, una anticipación no necesariamente negativa con relación al período que se abre con la nueva administración Trump.
En un panel en Davos planteó que hay un retroceso en cuanto a la no proliferación de armas nucleares. ¿Se abre un riesgo con las tensiones asociadas a la llegada de Trump?
Hay un riesgo porque la circunstancia política es más tensa, incluso pre administración Trump, no estoy hablando de ahora. La guerra entre Ucrania y Rusia, en Oriente Medio, en el Indo-Pacífico, son situaciones conflictivas o pre-conflictivas que tienen un impacto indudable en lo que se refiere a armas nucleares. Los que las tienen, las siguen teniendo y muchos que no las tienen quisieran tenerlas. Y ahí es donde la ecuación de seguridad internacional se pone más complicada.
¿Los aranceles suman tensión?
Todo eso se prefigura un poco pero específicamente lo comercial o económico veo una aproximación bastante transaccional, la idea de que hay que negociar bilateralmente para ser excluidos de aranceles o beneficiarse de condiciones que podrían llegar a negociarse. Es menos estructural y más coyuntural, si un país piensa que lo van a cargar de nuevos aranceles, está viendo como reubicarse, buscar compensaciones. Pero está todo muy en ciernes.
Es una de las personas que dialoga con países que no dialogan entre sí como Rusia, Ucrania, Irán, ¿cómo es ese equilibrio?
En virtud de los temas, las situaciones y las crisis que me tocaron gestionar tengo la posibilidad de mantener un diálogo respetuoso porque no siempre es fácil con todo el mundo y eso creo que está faltando. Hay una tendencia muy fuerte al discurso descalificador o anulador del interlocutor más allá de que tenga o no razón. En el mundo internacional hay dos formas de relacionarse. Una es violenta y otra no violenta, que es la diplomacia. Esa es la mía y creo que es lo que es indispensable en este momento, creo profundamente que da resultados.
En el caso de Rusia y Ucrania, si bien lo digo con mucha prudencia, mi objetivo es que haya un accidente nuclear mayor porque hay una central nuclear que está en la línea del frente entre dos países en guerra. Esto requiere hablar con ambos y tener la capacidad de poner sobre la mesa ideas que puedan acercar al objetivo de evitar el conflicto.
Argentina presentó un plan nuclear, ¿cómo lo evalúa y qué hay que tener en cuenta?
La Argentina tiene una tradición nuclear muy fuerte. Es uno de los tres países en Latinoamérica que tiene energía nuclear y el que más se ha abierto al mundo porque ha exportado reactores a países en vía de desarrollo e industrializados como Australia o Países Bajos. Tiene un récord muy impresionante.
El jefe de asesores del Presidente de la Nación, Damian Reidel, tuvo esta iniciativa al leer lo que está sucediendo en el mundo. Aquí en Davos se ve claramente que la energía nuclear está siendo escogida por las grandes empresas de alta tecnología como la fuente energética preferida por su versatilidad, flexibilidad y permanencia, la nuclear es siempre permanente. Reidel diseñó un proyecto para aprovechar esas capacidades que tiene la Argentina a través del desarrollo de un modelo de reactor pequeño, modular y tratar de escalar eso a nivel nacional e internacional.
El OIEA estuvo presente en el lanzamiento del programa y adelanté la voluntad de colaborar y aportar su grano de arena y expertise en este tipo de proyectos para que tenga éxito para la Argentina y la región. Se puede ver la intensidad del interés que hay en el nexo entre inteligencia artificial, centros de datos y energía nuclear.
El trasfondo de Davos es poder conectarse con inversores. ¿Qué países están interesados en financiar estos proyectos?
Hay capital disponible, el Gobierno deberá hacer su inteligencia comercial, pero están buscando proyectos viables. Esto lo veo en Europa, en Estados Unidos y en algunos países de Asia. El desafío es incluir a la Argentina en ese ramillete de países con esas capacidades. Argentina tiene capacidad demostrada, un diseño de reactor patentado en Estados Unidos que pudiera ser la plataforma útil para esos emprendimientos.
¿Cómo ven los inversores las condiciones de Argentina y qué nivel de inversión se necesita para escalar el proyecto?
Hay un interés por Argentina y es una ventaja comparativa con el relacionamiento que tiene Milei. Lo que es importante es tener un modelo serio, sólido que los inversores puedan ver para desarrollar un modelo de reactor. La necesidad de inversión depende del modelo que se tenga, hay PPPs, modelos atados a contratos por diferencia, a la tarifa de energía que se logre vender.
Existen alternativas y lo que se estima en el mercado internacional es que, para el primero de un tipo, lo que se llama "first of a kind", el primer reactor concreto de una clase, se está hablando de entre u$s 5000 y 6000 millones y el segundo ya baja sensiblemente porque está el desarrollo y la cadena de suministros.
Y eso es lo que hace que haya mucho interés de países africanos a asiáticos que con un reactor modular de 300 megavatios que puede alimentar a casi todo un país pequeño o mediano lo pueden hacer con esos u$s 5000 millones contra un gran reactor que cuesta 12.000 millones. El mercado está, el resto depende de una cantidad de factores y cómo se gestiona.
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Juan Jose Larrarte
Buenas noches, el desarrollo nuclear argentino tiene una larga tradición y a pesar de los altibajos, producto de la economía y la geopolítica, se podría decir que constituye una política de estado. Constituye una de las tantas muestran de lo que es capaz la ciencia y el desarrollo tecnológico argentinos, CNEA, Balseiro, INVAP y las universidades son su apalancamiento.
Espero que este gobierno se de cuenta del potencial que ofrecen las instituciones de ciencia y tecnología y cese en el proceso de su desmantelamiento. Es de esperar que la otros como D. Reidel, devenido del Balseiro, ejerzan su influencia en otras áreas estratégicas.