Vuelan las acciones argentinas y se licúa el dólar: en qué invertir para evitar un "suicidio" financiero
En un contexto global en el que el papel moneda se deprecia por la licuación monetaria de los bancos centrales del mundo, los inversores deben repensar sus carteras y la política fiscal de Milei atrae: qué hay que saber.
El peronismo nos dejó en diciembre 2023 con una inflación que corría al hiperinflacionario 25% mensual. Hoy, los libertarios permitieron que la inflación mensual sea de solamente 3.50%.
Por supuesto, queda mucho camino por recorrer todavía, pero lo actuado por esta gestión a nivel económico, dadas todas las restricciones que enfrenta, es impecable.
El peronismo le pide flan a los libertarios y éstos responden con una frase sencilla y al mismo tiempo elocuente: "no hay plata". De esta forma, va quedando claro que el superávit fiscal es innegociable y este concepto se ha convertido en música para los oídos de Wall Street.
En este contexto, la semana pasada cerró muy bien para las acciones y bonos argentinos. El mercado apoya la indeclinable convicción de este Gobierno de mantener una política de superávit fiscal a rajatabla. Exactamente todo lo contrario a lo que vinimos haciendo por cien años decadentes, ininterrumpidos e interminables.
Lo interesante a remarcar es que esta realidad "local", aceptada y aplaudida por Wall Street, se da en un contexto global que de golpe se ha puesto muy flexible a nivel monetario, con casi todo banco central relevante sincronizando sus bajas en tasas de interés para evitar lo que podría ser una desaceleración global contundente.
En este escenario de liviandad monetaria, todo emergente que ofrezca una historia razonable probablemente será comprado para acompañar una reflación global de activos financieros que parece imparable.
Los formidables estímulos anunciados recientemente por China podrían cambiar totalmente la dinámica en el mercado de commodites de cara a 2025, planteando la pregunta respecto a si tendremos un renovado proceso inflacionario en estos activos.
Los commodities energéticos, alimenticios y de metales básicos intentan rebotar en anticipación a los impactos que eventualmente podría generar el paquete de estímulo monetario y fiscal dispuesto por China, si es que funciona.
A esto también habría que sumarle una Reserva Federal que sorprendió al mercado bajando agresivamente su tasa de referencia en 50 puntos básicos. De hecho, durante septiembre, son 21 bancos centrales los que han bajado simultáneamente su tasa de referencia, por lo que se percibe una sincronización de política monetaria global muy laxa para evitar un enfriamiento generalizado.
Pensando en nuestro país, si China pudiese rebotar económicamente, la hiperinflación global de activos financieros también podría beneficiar a los commodities agrícolas, todos ellos relativamente muy castigados durante este año, pero que al tener valor intrínseco (hard assets) podrían también servirle al mercado como instrumentos para escapar de la licuación del dólar.
Por otra parte, si la economía china rebota efectivamente, ocurriría un salto muy fuerte en la demanda de alimentos, beneficiando a todo el complejo de agrícolas.
Hasta los recientes anuncios de China, el mercado se preparaba para una fuerte desaceleración global, pero el rebote en casi todos los commodities en las últimas tres semanas hace repensar la dinámica futura esperada.
Si incluso China llegase a implementar QE (Quantitative Easing o sea, emisión de dinero espuria contra la compra directa de activos financieros) como ya sugieren algunos bancos de inversión en Estados Unidos, veremos la gestación de la licuación monetaria más enorme desde 2008 y un rally épico en oro, plata, cryptos, real estate, entre otros, con una fortísima reflación en commodities, en escapatoria obligada frente a una licuación monetaria global que ya se percibe como grosera. En este caso y de la mano de China, la segunda economía más grande del mundo, la hiperinflación de activos financieros podría ser gigantesca.
En un contexto como éste, altamente licuatorio, estar posicionados en bonos soberanos de Estados Unidos o en monedas papel de cualquier país es un suicidio evitable. El plan de Estados Unidos, China y el resto es licuarnos nominalmente.
De esta forma, pareciera que el posicionamiento óptimo resulta evidente: estar comprados en un portfolio diversificado de hard assets (activos de valor intrínseco) y la razón es que la contrapartida de la política monetaria implementada por los principales bancos centrales del mundo es la generación de un formidable proceso de reflación global y el plan de la Fed (y ahora China, potencialmente) probablemente será dejar inalteradas las distintas emisiones monetarias implementadas desde 2008 e incluso, exacerbarlas.
Estamos frente a una nueva trampa de liquidez, una en donde la Fed y el resto de los centrales no pueden salirse porque, de lo contrario, el mercado financiero mundial colapsaría generando efectos riquezas muy negativos y llevando al planeta entero a una depresión global. El tiempo dirá si los estímulos monetarios y fiscales anunciados por China podrán estimular al crecimiento global y alejar de esta manera el fantasma de la recesión.
Para evitar la intencional licuación de las monedas, Wall Street escapa de la misma mediante la compra de acciones, metales preciosos, cryptos y real estate, preferentemente.
Se ha originado desde 2008 una coyuntura en donde la Reserva Federal obliga a escapar de la licuación a través de la adquisición de "activos con valor intrínseco".
Para tener una pequeña noción de la brutal depreciación del dólar norteamericano, simplemente basta con analizar en perspectiva la evolución del Nasdaq. En los mínimos del 2009 el QQQ (ETF que replica al Nasdaq), cotizaba en 25.71 o sea, 25.71 dólares compraban una unidad de QQQ. Actualmente, un dólar compra solamente el 5% de lo que pudo adquirir quince años atrás.
De esta forma, es evidente que el peso argentino no es la única moneda que se devalúa persistentemente a través del tiempo, todas, de hecho, lo vienen haciendo, porque el mundo entero hoy en día exhibe una corrida global contra monedas papel y en favor de cualquier activo alternativo que proteja a un inversor de esta licuación monetaria permanente e intencional. Claramente, el mundo entero se ha peronizado a nivel monetario y las consecuencias en el manejo de carteras son enormes.
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